
En Samaipata, el municipio más golpeado por las recientes lluvias, 23 comunidades siguen sin servicio de agua potable y la zona de Cuevas permanece totalmente aislada debido a la rotura del oleoducto Santa Cruz–Samaipata (OSSA-I), cuya presión sigue demasiado alta para permitir el paso seguro. Esta situación mantiene parados a vecinos, transportistas y grupos de ayuda que intentan llegar hasta Achira, la comunidad más golpeada por la riada del domingo.
El Gobierno reconoció que las acciones desplegadas hasta ahora “son insuficientes” frente a la magnitud del desastre. El ministro de Defensa, Marcelo Salinas, explicó que maquinaria, cisternas y asistencia humanitaria fueron movilizadas, pero que las tareas avanzan con dificultad debido a la inestabilidad del terreno, la interrupción de caminos y la falta de condiciones para iniciar reparaciones más profundas.
“El esfuerzo está en marcha, pero todavía estamos en limpieza y habilitación mínima de accesos”, señaló la autoridad.
El ducto dañado continúa bajo vigilancia. Técnicos de YPFB informaron que aún no es posible intervenir porque la presión interna no ha descendido. Indicaron que se necesitan al menos 48 horas para que el gas pueda ser liberado mediante los venteos instalados. Hasta entonces, el tránsito por la carretera antigua Santa Cruz–Cochabamba permanece cerrado, lo que impide el paso de alimentos, combustible, maquinaria y donaciones.
En Achira, donde la mazamorra arrastró vehículos y dejó semisepultadas varias viviendas la situación se agrava por la imposibilidad de recibir ayuda. Representantes del Comité pro Santa Cruz quedaron detenidos en Cuevas cuando intentaban ingresar donaciones. “No se puede avanzar por la rotura del ducto. El gas es fuerte y es peligroso”, informó Stello Cochamanidis, presidente de la institución.
El alcalde de Samaipata, Eustaquio Casillas, señaló que la falta de agua es uno de los problemas más urgentes. La toma principal fue dañada por la crecida de los ríos y las intensas lluvias del domingo. Además, señaló que el combustible es escaso y que la movilidad de maquinaria está limitada.
Mientras se espera el descenso de presión en el ducto, los caminos siguen cerrados, las comunidades permanecen incomunicadas y la ayuda humanitaria no puede ingresar a las zonas más afectadas.
Equipos de emergencia continuaban este miércoles con la búsqueda de dos personas desaparecidas, Ramona Banegas, de 87 años y Verónica Eve Peña, de 20 años. Se presume que ambas fueron arrastradas por la avalancha de agua, lodo y palizada que golpeó a Achira.