
A pocos días de la celebración de Todos Santos y el Día de los Difuntos, las tradicionales ferias de tantawawas, masitas y coronas ya están instaladas en los mercados de Siete Calles y La Ramada. Sin embargo, las comerciantes aseguran que este año las ventas se sienten más bajas que en gestiones anteriores.
“Estamos aquí desde el 24 de octubre, venimos desde Cochabamba especialmente para esta feria. Tenemos tantawawas, escaleras de pan, masitas y dulces de todo tipo”, cuenta Tita Villarroel, una de las vendedoras que llegó con su familia.
Ella, al igual que decenas de comerciantes, permanecerá hasta el 1 de noviembre, cuando la gente acostumbra a preparar mesas y altares para recibir a las almas de sus seres queridos.
La feria reúne a más de un centenar de puestos llenos de colores y aromas: bizcochuelos, mantecadas, suspiros, galletas y las tradicionales tantawawas, que se venden desde Bs 5 hasta Bs 30, según el tamaño.
“Los precios están igual que el año pasado, hay para todos los bolsillos”, comenta doña Tita, mientras acomoda una fila de panes en forma de personas.
En el pasillo 8 del mercado nuevo La Ramada, también se encuentran las artesanas que elaboran coronas y arreglos de hule para las tumbas. Allí trabaja Miram Algueda, quien desde niña aprendió el oficio ayudando a su madre. Con habilidad transforma trozos de hule en dalias, margaritas y rosas.
“Este año se está vendiendo menos. El año pasado, para estas fechas, ya no dábamos abasto. Ahora la gente viene poco, tal vez por la situación del país, porque todo está caro”, dice mientras acomoda una de las coronas recién terminadas.
Las artesanas explican que los precios también se han mantenido: una docena de coronas grandes se ofrece en Bs 170, las medianas en Bs 80 y las chicas en Bs 40. Las cadenas de hule, usadas para decorar los nichos, cuestan Bs 1,50 el metro.
Aunque la feria conserva su espíritu y la costumbre andina de honrar a los difuntos sigue viva entre los cruceños, las vendedoras notan que este año el movimiento es menor. Aun así, esperan que los días previos al 1 y 2 de noviembre lleguen más familias a comprar y a mantener viva la tradición.