
La Copa Sudamericana volvió a verse empañada por la violencia. En la previa del partido entre Universidad de Chile y Lanús, por la ida de las semifinales, un grupo de hinchas del conjunto chileno apedreó el bus del equipo argentino a su llegada a Santiago.
El incidente se produjo horas antes del encuentro, que finalmente terminó igualado 2-2 en el Estadio Nacional. Según testigos, los agresores arrojaron piedras y objetos contundentes contra el micro del Granate, lo que provocó la rotura de un vidrio. Uno de los proyectiles cayó a pocos centímetros de Gonzalo Pérez y del juvenil Facundo Sánchez, aunque por fortuna no hubo heridos.
El experimentado Eduardo “Toto” Salvio denunció el hecho en redes sociales con un duro mensaje: “Así nos reciben los hinchas locales. No cambiamos más, no mejoramos más. ¡Lamentable! Hasta que no maten a un jugador, no va a cambiar.”
La llegada de Lanús se dio en medio de un clima tenso. La “U” debía jugar a puertas cerradas como sanción por los hechos de violencia ocurridos en Avellaneda durante el duelo ante Independiente. Pese a ello, un grupo de fanáticos se concentró afuera del hotel Hilton de Pudahuel para realizar un “hotelazo”. La situación se descontroló cuando el micro del equipo chileno partió rumbo al estadio: hubo enfrentamientos con Carabineros y uso de gases lacrimógenos para dispersar a los violentos.
La barra de Universidad de Chile ya había protagonizado graves incidentes durante la actual temporada continental: primero en Avellaneda, y luego en La Plata, durante un cruce con simpatizantes de Estudiantes, en fase de grupos.
Por su parte, Lanús no es ajeno a este tipo de episodios. En los cuartos de final, sus hinchas habían sido reprimidos en el Maracaná durante el partido ante Fluminense, en otro lamentable capítulo de violencia que vuelve a manchar el fútbol sudamericano.