
El Manchester United dio el golpe este domingo al vencer 2-1 al Liverpool en Anfield, un escenario que no conquistaba desde 2016. En un duelo electrizante, repleto de intensidad y ocasiones, un cabezazo de Harry Maguire sentenció el clásico del norte de Inglaterra y prolongó la mala racha de los Reds, que encadenan su cuarta derrota consecutiva.
El equipo dirigido por Arne Slot llegaba presionado tras caer ante Crystal Palace, Galatasaray (en Champions) y Chelsea, y volvió a tropezar frente a su eterno rival en la octava jornada de la Premier League.
El United, en cambio, confirmó su repunte: con este triunfo suma 13 puntos y se ubica noveno. Es además la primera vez que el técnico portugués Rúben Amorim consigue enlazar dos victorias consecutivas en liga desde su llegada al banquillo hace once meses.
El Liverpool, que queda cuarto con 15 unidades —los mismos que el Bournemouth—, ve cómo el Manchester City lo supera por un punto y el Arsenal se escapa a cuatro del vigente campeón.
El encuentro comenzó torcido para los locales: apenas al minuto de juego, un choque entre Virgil van Dijk y Alexis Mac Allister —que tuvo que jugar con un gorro protector el resto del partido— terminó en la jugada del 0-1, obra del camerunés Bryan Mbeumo.
Los Reds reaccionaron en la segunda mitad, impulsados por el ingreso de Federico Chiesa, quien asistió a Cody Gakpo para el empate (78’). Sin embargo, el neerlandés no tuvo fortuna: además del gol, estrelló dos remates en los postes (21’ y 50’) y otro centro desviado (32’).
Cuando todo apuntaba al reparto de puntos, Maguire apareció con un certero cabezazo al minuto 84 que silenció Anfield y dio al United una victoria tan sufrida como simbólica.