
El 29 de julio, en el barrio Las Palmas, cuatro hombres armados y encapuchados interceptaron a Erick Roberto Baeza Achá, de 61 años, y lo obligaron a subir a un vehículo. Minutos después, su hijo Pablo recibió un audio desde el número de su padre.
“Pablo, no avises nada a la Policía, necesitamos una plata velo ahí”, escuchó con la voz temblorosa de Baeza.
Acto seguido, por WhatsApp, llegó la cifra: 2 millones de USDT, una criptomoneda equivalente al dólar, que debía transferirse mediante un código QR.
La familia no accedió, y las exigencias bajaron primero a un millón, luego a 300 mil y finalmente a 100 mil dólares hasta que los captores cortaron toda comunicación.
Desde entonces, nada se sabe del paradero de Baeza.
La Policía investiga bajo estricta reserva y no descarta que el hecho esté vinculado a otros secuestros recientes y a un triple asesinato registrado en la capital cruceña. Este es uno de los dos secuestros conocidos recién esta semana por la difusión de imágenes de cámaras de vigilancia. El primero sucedió el 26 de julio, cuando un hombre de 43 años fue raptado por encapuchados dentro de una panadería a la que había ingresado unos segundos antes.
La víctima llegó en un auto rojo. Sus captores ya lo esperaban dentro de otro auto que estaba parqueado en el área de estacionamiento del negocio ubicado en la zona norte de la capital cruceña.
El analista en temas de seguridad Christian Sánchez considera que los autores usaron tácticas policiales y militares características. Añade que es una señal inequívoca de presencia de organizaciones internacionales criminales en el país.
Christian Sánchez,
“Dos secuestros cometidos prácticamente a horas del día, en actuaciones de grupos criminales, que han ocupado tácticas militares y policiales, es un giro de la presencia inequívoca de crimen organizado transnacional en Bolivia”, dijo Sánchez citado por la red Unitel.
“El crimen organizado transnacional se ha establecido hace años en Santa Cruz, Bolivia. Comando Vermelho, PCC, Tren de Aragua, están operando en Bolivia y tienen redes con Perú, Chile, y sobre todo Brasil que es donde el grueso de la actividad”, agregó el abogado penalista.
Desde el gobierno se ha insistido en que no existe carteles en Bolivia y que solo hay presencia de emisarios de estos grupos criminales.