
El Chelsea jugará los cuartos de final del Mundial de clubes ante Palmeiras tras eliminar al Benfica en un partido eterno que estuvo parado casi dos horas por amenaza de tormenta eléctrica y que acabó resolviéndose en el tiempo extra cuando el reloj marcaba las 2:39 de la mañana (empezó a las 22:00).
Un partido que empezó con protagonismo para dos españoles: Álvaro Carreras, que fue suplente, y Marc Cucurella, que se puso el disfraz de MVP tirando del carro de un Chelsea que empezó como una moto el choque y que, de no ser por Trubin, podría haberse ido al descanso con un resultado holgado a su favor.
Los lusos, por su parte, no inquietaron a Robert Sánchez hasta el minuto 57, cuando tuvo que sacar sobre la misma línea una pelota de Aursnes que se acabó envenenando. Mientras, Cucurella siguió a lo suyo e inició una jugada que acabó en falta sobre Palmer que dio origen al 0-1. Era el minuto 64, la falta estaba muy angulada pero, contra todo pronóstico y cuando todo parecía encaminado a un centro. Reece James sorprendió a Trubin por su palo, desatando así la alegría blue.
Después, el Benfica tuvo en botas de Prestianni el 1-1 cuando el partido estaba ya en los minutos calientas, aunque Delap llegó a hacer el 0-2 tras otra gran acción de Cucurella... aunque acabó siendo anulado por fuera de juego. Era la tormenta antes de la amenaza de tormenta, que llegaría en el minuto 86 en el Bank of América Stadium.
Parón... y locura
El colegiado esloveno Slavko Vincic mandó a todos a vestuarios cuando restaban cuatro minutos del reglamentario por amenaza de tormenta eléctrica. Era la sexta vez que sucedía en este Mundial de clubes, y el protocolo era claro: si había un rayo en un radio de 13 kilómetros, jugadores a vestuarios y público fuera. Eran las 23:52... y hasta las 1:46 no se reanudó el asunto. Casi dos horas.
Y, por si fuera poco, si algo más podía pasar... pasó. Seis de añadido, y justo a la mitad del tiempo extra, Malo Gusto sacó a pasear un brazo cuando no debía y el colegiado, llamado por el VAR, decretó una pena máxima que transformó el eterno Di María cuando el reloj registraba 95 minutos.
En el tiempo extra, el partido se volvió loco y se abrió, con Trubin y Robert Sánchez trabajando a destajo y con el Benfica quedándose con 10 tras la doble amarilla vista por el joven Prestianni, que se pasó de revoluciones con una dura entrada sobre Colwill.
Fue en el 108 cuando, tras un error en la salida del Benfica, Palmer abrió para Caicedo, su disparo lo tapó Trubin, la pelota quedó muerta sobre la línea y Nkunku, tras ver cómo Otamendi salvó de nuevo milagrosamente, acabó mandándola a la red. Pedro Neto y Dewsbury-Hall acabarían uniéndose a la fiesta poniendo el broche con sus tantos -y ante un Benfica agotado- a un partido que por momentos parecía interminable.