
Veíamos a Leo Messi muy enfadado tras el empate ante el Palmeiras (2-2) en la tercera jornada. ¿Por qué si el Inter celebraba una clasificación histórica a octavos? Pues por esto.
Leo lo sabía. Sabe más que (casi) nadie de este juego. Y sabía que, ante el PSG, el mejor equipo del momento, podía pasar esto que ha pasado hoy en Atlanta: que el Inter se "comiera" una goleada escandalosa... y eso que el equipo de Luis Enriquepuso códigos y no hizo sangre de un Inter que tenía leyendas que respetar: primero, a Leo, y después, a Suárez, Jordi y Busquets, que, por cierto, falló claramente en la salida de balón del 2-0.
Messi no se merecía esto, pero es que la diferencia con el PSG era demasiado grande. En todo, menos en algunos chispazos del argentino. Ni siquiera "Lucho" Suárez estuvo fino. La diferencia era enorme en funcionamiento de equipo, calidad, físico (nadie supera al PSG en esto hoy en día), balón aéreo, salida de pelota... Con Dembélé ya en el banquillo, el PSG salió a solucionar pronto. El 1-0 vino en el 6". Pintaba goleada, pero el Inter, en un esfuerzo grande, logró parar el ritmo parisino unos minutos... hasta que vinieron los minutos finales que fueron reveladores para el Inter. Cayeron el 2-0 (primer doblete de Joao Neves en su carrea); el 3-0 (un autogol de Avilés); y el 4-0 de Achraf.
Leo, ni el resto de leyendas, debía sufrir esto, pero es lo que el fútbol dictaba. Y en eso vino la segunda parte, con menos intensidad del PSG. Y el redebut de Dembélé tras su lesión. 30 minutos para el exazulgrana , que venía con deseos renovados, aunque no se le vio mucho.
Pero sí, la segunda parte fue más "light", con un 4-0 ya instalado en el marcador y un PSG que entendía, también, que le venían unos cuartos de final (ante Bayern o Flamengo) que iban a exigirle más que este Inter Miami que hoy, con mucha humildad, levantó la mano y dijo que esto era otro nivel, que un club que empezó a competir en 2020 ya ha hecho demasiado y que competir a más nivel vendrá, quizá, más tarde, aunque no sabemos si ya con Leo.
En el último cuarto de hora, y con el PSG ya relajadísimo, el público reclamaba al menos un gol de Messi, que aguantó los 90 minutos pese al "chorreo" que le estaba cayendo al equipo. Un ejercicio de dignidad de él y de Mascherano. Y bueno, para suerte del Inter, al menos la segunda mitad acabó 0-0. Es el consuelo para trabajar de cara al futuro. No hay más, por ahora.