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La Piedra de Rosetta

La Piedra de Rosetta
Jorge V. Ordenes-Lavadenz
| 2024-04-29 00:04:00

La campaña egipciaca de Napoleón Bonaparte con 38,000 soldados, los mejores de Francia, en la que hubo de presentarse como “Libertador enviado por Alá” para ayudarse a derrotar las facciones del ejército otomano muy despreciadas por la población local, empieza con el desembarco de Alejandría de la que se apodera en un día para luego avanzar 56 kilómetros al norte. A tres kilómetros al noroeste de la capital portuaria de Rashid (Rosetta), donde se habían iniciado los trabajos de un fuerte de nombre Julien, uno de sus soldados se topa con una piedra de color negro de formación irregular que mostraba claramente una escritura grabada e ininteligible que pronto se discernió se trataba de un texto desconocido escrito en tres idiomas: griego antiguo, jeroglíficos egipciacos, y escritura egipciaca demótica.

El griego antiguo de la pronto conocida como la Piedra de Rosetta, según arqueólogos que la estudiaron poco después, reveló que había sido escrito por religiosos egipciacos en homenaje al rey de Egipto, Tolomeo V, en la segunda centuria antes de Cristo. Y lo que vino a ser más sorprendente, el texto griego decía que los tres textos de la Piedra eran idénticos en significado por lo que la piedra venía a ofrecer una reveladora fórmula de comprensión de los jeroglíficos que había estado oculta durante 2000 años.

Cuando el Emperador Napoleón Bonaparte, conocido por su inclinación a la educación, las leyes, el arte y la cultura, invade Egipto en 1798, se había hecho acompañar de una Comisión de las Ciencias y de las Artes compuesta de 167 técnicos expertos en varias materias incluyendo la arqueología, que viajaban con la consigna de recoger y llevar a Francia todo lo que se encontrase de valor científico-cultural lo que también era conocido por los soldados del ejército francés, como Pierre-Francois Xavier Bouchar (1772-1832), que fue el que encontró la “Piedra” que vino a llamarse “de Rosetta”, que, a propósito, cuando los ingleses derrotan a los franceses en 1801, aquellos inmediatamente tomaron posesión de la Piedra de Rosetta y se la llevaron a Londres.

Varios eruditos en la materia, como el inglés Tomás Young, avanzaron en el estudio inicial de los jeroglíficos de la Piedra. Pero fue el egiptólogo francés Jean-Francois Champollion (1790-1832), que había estudiado idiomas antiguos por su cuenta, el que finalmente logró descifrar el significado de los jeroglíficos recurriendo a su prolífico conocimiento del griego como guía de interpretación y traducción. Los jeroglíficos venían a ser figuras que representan objetos, sonidos y grupos de sonidos. Una vez que las inscripciones de la Piedra de Rosetta se descifraron, el idioma y cultura del Egipto antiguo se hizo mucho más accesible a la ciencia como nunca antes. La Piedra mide 112,32 centímetros de largo por 75,74 centímetros de ancho, y 28,41 cm de espesor, y pesa 760,7 kilogramos.

La Piedra de Rosetta permanece en el Museo de Londres desde 1802, excepto durante un breve período de la Primera Guerra Mundial (julio, 1914-Noviembre, 1918) cuando la trasladaron a un depósito bajo tierra junto a otros objetos irremplazables del Museo para protegerlos de los posibles bombardeos. Seguramente otro tanto hubo que hacerse durante la Segunda Guerra Mundial (1938-1945) cuando los alemanes bombardearon Londres repetidas veces.