Estupidez y pragmatismo

Editorial

| | 2023-08-03

Luis Arce ya no tiene modelo económico, no tiene ideología, no tiene discurso y, lo que es peor, ya no tiene plata, que era lo que le permitía al régimen del MAS jugar a ser socialista, regalando a manos llenas, prometiendo el paraíso a los pobres y haciéndole la vida imposible a la empresa privada, cuyo saldo ha sido desastroso. Estamos a un paso de Cuba, una de las mayores potencias en producción de azúcar que ahora tiene que recurrir a las importaciones para endulzar el café. Si el gobierno no da un golpe de timón, cuando menos lo esperemos comenzaremos a cocinar a leña si es que no conseguimos quien nos venda gas barato.

El régimen del MAS se ha agotado y, como a todos los sistemas que construyen utopías en base a premisas falsas, a teorías muertas y a proyectos fracasados, le ha llegado el momento de enfrentar la realidad y se trata de una situación muy fea, casi como la de Argentina que vive pegada a la transfusión que constantemente le pasa el Fondo Monetario Internacional.

Arce está desesperado por plata, pero más afligido está por seguir en el gobierno, ganar las elecciones y eso lo impide recurrir a la austeridad, despedir a la mitad de los 500 mil empleados públicos que mantiene por cuestiones electoralistas, cerrar las empresas estatales que consumen la mitad del presupuesto nacional y dejar de alimentar a las mafias políticas que le ordeñan millonadas al estado, tal como se ha podido evidenciar con denuncias de algunos líderes de los mal llamados movimientos social.

Mañana mismo podría cambiar la ley de hidrocarburos y otras normas que ahuyentan las inversiones y que han convertido a Bolivia en uno de los sitios más inhóspitos para hacer negocios, trabajar honradamente y producir al amparo de la ley. De hecho, algunos voceros ya mencionaron la modificación de las regulaciones de la actividad petrolera, pero el MAS sigue muy atado al libreto retrógrado que le pasan desde Cuba y por eso es que Arce continúa repitiendo que es socialista e insiste en enredarse con Venezuela, Irán, China, Rusia y Nicaragua.

Dicen que hay cinco clases de personas: los inteligentes, los bandidos, los indefensos y los estúpidos. Estos últimos son los peores, porque hacen el mal, perjudican a otros, pero no logran ningún beneficio a cambio, cosa que pasa cuando el MAS insiste en hacer trizas a Santa Cruz, destruir su aparato productivo y conseguir doblegarlo, tarea en la que está enfrascado desde hace dos décadas, sin haber conseguido más que un adversario que cada vez está más decidido a impedir que se imponga la dictadura en Bolivia y terminemos sumidos en el desastre social y económico.

Hace unos días cuando la región enfrentaba cinco bloqueos al mismo tiempo (todos impulsados por gente del MAS), resultó por demás de paradójica y sorpresiva una reunión de Arce con los empresarios cruceños, evento que se hizo público con sendas fotografías mostrando rostros sonrientes. ¿Ha llegado el momento de dejar la estupidez e incurrir en el pragmatismo?