Los británicos decidirán si se quedan o no en la UE

El referendo será en junio

| | 2016-02-21

El 23 de junio próximo será el día en el que los británicos decidirán si su país se queda dentro de la Unión Europea (UE). Así lo anunció el primer ministro conservador, David Cameron, después de una reunión de gabinete especial, la primera que se sostiene un sábado desde el conflicto de las islas Falkland o Malvinas, en 1982. "La opción estará con ustedes", dijo Cameron a la nación pero reiteró su postura: "La pregunta es si Gran Bretaña estará más segura, más fuerte y en mejores circunstancias dentro de una Unión Europea reformada". En la reunión se discutieron los cambios que acordó el primer ministro con los otros líderes de la UE sobre el futuro de la relación de Reino Unido con Europa, durante una cumbre en Bruselas.

Concesiones. Aunque los acuerdos no coinciden exactamente con lo que Cameron prometió en un manifiesto del Partido Conservador, el mandatario asegura haber logrado las reformas que buscaba y recomendará a los británicos a que voten a favor de permanecer dentro de la UE. Sin embargo, varios miembros del gabinete manifestaron que los acuerdos no son suficientes y estarán haciendo campaña para que Reino Unido se retire. Entre los acuerdos, Reino Unido mantendrá permanentemente la libra esterlina como su moneda, no tendrá que formar parte de una mayor integración política de la UE y podrá limitar las prestaciones sociales a los migrantes de otros países de la unión.

Campaña. Con esas concesiones en mano, el primer ministro declaró que estará haciendo campaña para convencer a los británicos a que opten por permanecer en la UE, en el próximo referendo.

Opositores a cualquier tratado con la Unión Europea declararon que el "vacío" acuerdo solo ofrece "cambios muy pequeños".

Estos grupos sin duda quedarán alentados por la propia oposición dentro de los parlamentarios en el gobierno que quedarán en libertad de hacer campaña para que Reino Unido se salga de la UE.

El líder del Partido Laborista de oposición, Jeremy Corbin, desestimó el acuerdo como una "atracción secundaria" diseñada para "aplacar a sus opositores dentro del Partido Conservador".