Unos 80 textos en la Biblia tratan asuntos políticos: 60 en el Antiguo Testamento y 20 en el Nuevo aproximadamente; y muchos sobre el mismo tema: impuestos. Sin embargo, rara vez se citan hoy en día en los sermones dominicales; y cuando se citan, se citan mal, porque no se lee la Biblia textualmente, sino a través de ideas, prejuicios y conceptos estatistas y socialistas de nuestra época.
Por eso no se entiende algo muy básico: el Antiguo Testamento proscribe toda forma de estatismo, o sea absolutismo político; y prescribe un tipo de Gobierno limitado, el “Gobierno de los jueces” (o Judicatura) así llamado en tiempos de Moisés y demás jueces mencionados precisamente en ese “Libro de los Jueces”. Y en el Nuevo Testamento no es abrogada esta norma, y sí confirmada muchas veces. Pero hay que saber leer la Biblia al derecho y no al revés; lo cual no siempre es fácil.
Zaqueo por ejemplo, en Lucas 19, se nos presenta como “un rico que dio su dinero a los pobres”. ¿Es así? ¡No! Era un publicano, o sea un recaudador de impuestos, que “devolvió” a los contribuyentes dinero que era de ellos, ¡y con intereses! Una devolución de dinero mal habido, confiscado a título de impuestos. Es un caso de justicia bíblica, de naturaleza “restaurativa y compensatoria”. Por eso al Programa político del Centro de Liberalismo Clásico llamamos “La Gran Devolución”, o también “Proyecto Zaqueo”.
Hoy se nos dice que los judíos odiaban a los publicanos de los Evangelios porque cobraban impuestos para los romanos. ¡No! En el Viejo Testamento no había romanos, e igual se condena como pecado gravísimo la exacción más allá del impuesto justo, que es el requerido para sostener un Gobierno “limitado” al ejercicio de funciones de seguridad y defensa, y judiciales, y a hacer algunas obras públicas, nada más.
En Deuteronomio 17 se exige que el Rey “no vuelva a Egipto a comprar muchos caballos”, o sea que el gasto público ha de ser limitado, ya que de otro modo el Rey “se volverá a Egipto”, esto es: un retorno a la esclavitud. En la Biblia, altos impuestos para sostener Gobiernos sin límites, sean romanos o no, se ligan a opresión y esclavitud. En el Capítulo 8 de I Samuel, por boca de este profeta Dios le advierte al pueblo guardarse de abusos fiscales.
Pero Salomón, hijo de David y tercer Rey de Israel, se tornó ambicioso, según I Reyes 10 y II Crónicas 1, e incrementó los impuestos. A su muerte, su hijo y sucesor Roboam decretó un aumento adicional, dice I Reyes 12. ¡El colmo! El pueblo se sublevó, hubo una “revuelta de contribuyentes”, y mataron a pedradas a Adoniram, Superintendente Tributario, en acto de justicia popular.
A diferencia de nosotros ahora, Zaqueo y quienes escuchaban predicar a Jesús de Galilea, conocían todo esto muy bien, y sabían lo que nosotros pretendemos ignorar: que los impuestos causan la pobreza.
En este contexto la frase: “Al César lo que es del César” debe ser interpretada en sentido restrictivo, como “lo del César y nada más”, no al revés, en sentido muy lato o extenso, como “cualquier cosa que al César se le ocurra decretar como suya”; por ej. “la salud y la educación”. Con total falta de lógica, los estatistas nos empobrecen con sus impuestos abusivos, supuestos para “educación y salud”, que son funciones del Estado nos dicen, ¡porque no tenemos dinero para escuelas y clínicas privadas! (¿?)
Los judíos cuando Moisés y los jueces (y profetas), y los cristianos cuando Jesús y los Apóstoles, tenían sobre nosotros la gran ventaja de entender muy claro el concepto de Gobierno “limitado”, en funciones como en atribuciones y poderes, y en gastos y recursos. (Si tienes preguntas puedes comunicarte conmigo, pero en Facebook o Twitter, no en la dirección Email de abajo porque allí no me llegan los correos. Gracias).
Oímos siempre que la Biblia es un documento muy antiguo como para servirnos de guía y orientación. Por ej. en el episodio del lapidado (apedreado) Adoniram algunas traducciones señalan que aquellos impuestos se pagaban en trabajos forzados, y no falta quien diga que ahora no es así. ¡Error! Las “contribuciones” que en aquellos días eran “impuestas” sobre las “tribus” se pagaban en dinero o en especie: los ricos las pagaban en dinero, pero los pobres no tenían dinero, y pagaban con trabajos forzados.
¿Y ahora? ¿No hay trabajos forzados para el Estado?
Claro que sí: ¿sabe Ud. cuál es su “día de liberación fiscal”? Busque el suyo por Internet. Porque hasta junio o julio de cada año, según el país y la clase tributaria de cada quien, trabajamos sólo para pagar impuestos a los Gobiernos estatistas, …incluidos Ud. y yo. Para nosotros y los nuestros, las familias, trabajamos recién desde esa fecha, que por eso es el “Día de Liberación Fiscal”.
O sea que buena parte del año Ud. y yo somos como los antiguos israelitas en Egipto: esclavos.