Es imposible que el conductor de esta vagoneta sea ciego, a no ser que sea analfabeto, cosa también improbable. Lo más cercano a la verdad es que tal vez los letreros resultan invisibles para algunas personas, de lo contrario tendríamos que pensar que la educación ciudadana es inexistente en Santa Cruz. En tan sólo cinco minutos, varios conductores hicieron el giro prohibido en la avenida Beni, a pocos metros del segundo anillo.