El abogado Eduardo León ha renunciado a seguir patrocinando a Gabriela Zapata; ha presentado toda la documentación que acredita su domicilio y trabajo reconocido. Esperó la peregrinación de su caso hasta que una jueza con agallas de la ciudad de El Alto se atrevió decretar arresto domiciliario, con la fijación de una multa de 80 mil bolivianos, cifra que el profesional está dispuesto a pagar. Pero está por cumplirse una semana y León sigue preso, con la excusa de que no hay un policía para que lo custodie en su casa. Antes hubo una observación al procedimiento del arraigo, que viene a sumarse a una serie de chicanerías que han interpuesto las oscuras fuerzas que manejan la justicia boliviana para impedir la libertad. Ahora resulta que también están observando el título de licenciado en derecho de Eduardo León, como si no hubiera de sobra para investigar esta clase de delito, empezando por lo más alto del poder. Aún así, el Colegio de Abogados ha confirmado que todo está en regla, pero no hay caso, el hombre hasta ayer seguía dentro de su celda, con el riesgo de ser llevado a la cárcel de San Pedro. La venganza, la dulce venganza.