Estados Unidos acude hoy a las urnas en unas elecciones en las que, según los principales sondeos, el Partido Republicano puede recuperar la mayoría en el senado. La nación, con una composición demográfica distinta a la de las legislativas de hace solo cuatro años, acude a votar en medio de una recuperación económica notable tras la crisis de 2007 y con una profunda división entre republicanos y demócratas, y entre Washington y los ciudadanos, gracias a una de las legislaturas menos productivas de la historia del país.
Estrategias. Republicanos y demócratas viven hoy una pugna por el control del senado que determinará los dos últimos años de mandato del presidente Barack Obama. Los seis asientos que necesitan los conservadores para arrebatar el control de la Cámara alta a los demócratas y hacerse así con el de la totalidad del congreso, acaparan los cálculos y estrategias de los dos partidos que exprimen las últimas horas de campaña en estados clave como Colorado o Iowa.
Consciente del poder de las minorías en su estado, en especial el de la latina, el senador demócrata por Colorado, Mark Udall, arrancó el lunes sus actos de campaña dirigiéndose a los hispanos y acompañado por pesos pesados de su partido para esa comunidad, que allí supone un 12% del electorado.
El que fuera secretario de Interior Ken Salazar y el representante por Illinois y uno de los mayores líderes demócratas en la defensa de los derechos de los inmigrantes, Luis Gutiérrez, se acercaron a Denver para acompañar a Udall en el sprint final para ganar votantes latinos.
Obama quiere mejorar su aceptación. Aunque desde el comienzo de la campaña las predicciones eran favorables a los conservadores, los últimos sondeos son aún más optimistas para ellos, otorgándoles además de las victorias seguras en Montana, Dakota del Sur y Virginia Occidental, muchas opciones de imponerse en Arkansas, Luisiana y el propio Colorado.
Pese a que los pronósticos no son muy favorables para los demócratas, lo cierto es que la contienda aún está abierta gracias a un puñado de estados bisagra en los que las encuestas dan resultados muy apretados que todavía alimentan sus esperanzas.
Obama apenas ha aparecido en los actos de campaña debido a sus bajísimos niveles de popularidad.