Los limpiaparabrisas que permanecen en el tercer anillo y la doble vía a La Guardia utilizan el monumento al extinto empresario Max Fernández para colgar sus trapos que utilizan en su trabajo informal. La obra ubicada en la jardinera de la doble vía y que mide al menos dos metros de ancho y seis de alto, también hace de refugio cuando el sol calienta demasiado. No es el único monumento de la ciudad al que algunas personas le dan otro fin.