Un hecho de película, al estilo “Volver al futuro”, rodea al nuevo escándalo del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), cuyas habilidades para manipular el tiempo podrían seducir algún productor de Hollywood.
Ocurre que el 25 de septiembre de 2017 el TCP emitió un fallo vinculado al dirigente Samuel Doria Medina, a quien exime de un juicio por el denominado “Caso Focas” que impulsaba el Gobierno. Al momento de emitir su sentencia, la máxima instancia de la justicia boliviana aludió a la jurisprudencia, como corresponde cuando se procede de acuerdo al debido proceso. Lo interesante es que para ese fin aludió al fallo que aprueba la reelección indefinida del presidente Morales, publicado un mes después, es decir, el 28 de noviembre de 2017.
Lo más llamativo es que además de poderes para retroceder en el tiempo, los magistrados del TCP son adivinos, pues la demanda exigiendo la repostulación ni siquiera había sido presentada cuando fallaron sobre el caso Focas. Los sospechosos de “fraude procesal” dicen que fue un error en la fecha. “Error de dedo” le dicen. Un gran “dedazo” será.