El MAS nunca ha ganado la gobernación de Santa Cruz y menos probabilidades tiene de comandar la alcaldía cruceña. Así lo dicen las estadísticas y lo ratifican las encuestas, pero últimamente, no hay forma de confiarse en los números y en los pronósticos que hacen los especialistas. El trauma que le dejó a oposición el baldazo de agua fría del 18 de octubre del año pasado podría repetirse, nada menos que en Santa Cruz, un bastión que ha sido imposible de franquear para los masistas. El año pasado no hubo forma de conseguir la unidad y en todo caso, se acentuaron las divisiones entre los que decían defender la democracia y que fervientemente se oponían a un retorno del MAS al poder. Por las dudas, los que estuvieron distanciados hasta no hace mucho y que saben muy bien las consecuencias de no haber logrado un acuerdo, han decidido superar sus diferencias y sellar un pacto.