Evo Morales tuvo la oportunidad y la poca vergüenza de reinventar la historia boliviana, desafío que le está resultando mucho más difícil a Luis Arce. Al cocalero le sobraba el tiempo para hablar y además tenía por detrás una historia de más de 500 años para comentar. Según él, los aymaras derrotaron al imperio romano y los españoles les cortaban las manos y les arrancaban los ojos a los indígenas que aprendían furtivamente a leer y escribir. Su tema favorito, era el periodo neoliberal, con el que se portó muy malagradecido, pues si no hubiera sido por la capitalización, por la venta de gas a Brasil y por la lluvia de inversiones petroleras que generaron los gobiernos que tanto denigraba, su paso por la presidencia no hubiera superado el promedio histórico, que es mucho más bajo que los 14 años. El nuevo presidente tiene prohibido ir muy lejos y no hace más que referirse a los 11 meses de Jeanine Añez. Al escucharlo, parece que la historia boliviana hubiera empezado en noviembre de 2019 y todo el desastre que según él ha encontrado, se originó en ese brevísimo tiempo.