Los sindicatos de taxistas tradicionales han exigido que los conductores que prestan el servicio a través de la aplicación Uber y otros mecanismos digitales, regularicen su situación, dejando entrever que no contribuyen al fisco o que trabajan en condiciones de informalidad. El problema es que el Municipio acaba de informar que ningún taxista de la ciudad paga un solo centavo de impuestos, pues como se sabe, para “pavear” en nuestra ciudad, apenas hace falta poner el letrero en el parabrisas y listo. Nadie emite factura y solo cuando se trata de empresas de radiomóviles, deben adquirir licencia para el uso de una frecuencia y una patente de funcionamiento de muy poco valor. A lo mejor lo que tratan de decir con el término “regularizar” es otra cosa: pasar de bueno a regular y también a pésimo, nivel del servicio que prestan la mayoría de los taxistas.