Es curioso que todos estén sorprendidos con la noticia de que Venezuela se ha convertido en importador de petróleo, nada menos que de Estados Unidos, su principal comprador. El diario The New York Times acaba de publicar un reportaje que describe campos abandonados, refinerías desmanteladas y trabajadores impagos sumidos en la desidia y la improductividad. La poderosa PDVSA, dueña de los mayores yacimientos del mundo está en ruinas, con deudas astronómicas y una situación financiera ahogante producto del criminal sangrado populista de 17 años. El resultado no podría haber sido otro ya que el modelo a seguir era el cubano, otrora potencia azucarera que hoy importa el azúcar para endulzar el café del desayuno. Un día los bolivianos nos despertaremos sorprendidos con una situación similar y ojalá no pase algo tan esencial como el gas, lo que sería el colmo. Pero si de algo sirve para ir tomando conciencia, habría que darse una pasadita por cualquier mercado para comprobar que gran parte de la papa que se vende es importada. Solo para mencionar un producto originario de estas tierras.