“El niño malcriado avergüenza a sus padres”, dice un viejo proverbio y eso es lo que ha pasado justamente con el Defensor del Pueblo, quien ha provocado la crítica de los propios miembros del Gobierno, que no salen de su asombro por la conducta de David Tezanos, reconocido militante del “proceso de cambio” que ha sacado el pecho por el Faraón en las situaciones más complicadas para el régimen, minando al extremo su credibilidad.
Pero cuando se trata de chicos traviesos, la desvergüenza no tiene límites, hecho que se tradujo en una surrealista conferencia de prensa en la que Tezanos habló de su incapacidad para resolver problemas maritales, de su inmadurez como hombre y su debilidad de carácter. Los trapitos sucios del Defensor quedaron expuestos de forma degradante para la institución que dirige, pero como dice otro refrán, “la culpa es del que le da de comer...”