Ha dado mucho que hablar la difusión de una fotografía que muestra al cocalero Morales custodiado por efectivos de una unidad militar de élite de Venezuela. En primer lugar, se debe cuestionar sobre el mecanismo institucional que permite que individuos de una fuerza extranjera estén actuando con plena libertad en el país. ¿Quién dio la orden para que esos sujetos, seguramente armados, puedan cumplir funciones exclusivamente reservadas a la Policía Boliviana y las Fuerzas Armadas? ¿Qué dirán los grandes defensores de la soberanía nacional? ¿Qué explicación nos darán nuestros jefes militares descolonizados, patriotas y revolucionarios? Lo que diga el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, no tiene mayor importancia, pues su primera explicación ha sido tan ridícula que no merece mayor comentario. Lo más interesante de todo es la posición de Morales, quien al parecer no confía en nada ni nadie más que en sus guardias venezolanos. Todos dicen que es él quien está gobernando este país, pero esa foto comprueba que sigue con miedo y se mantiene bajo acecho…y no precisamente de un sillazo.