El negro panorama que tiene el MAS frente a las elecciones de marzo obliga al presidente Luis Arce a elevar el tono de sus amenazas. No deja de repetir que no hará obras en los municipios y regiones donde no gane el oficialismo, pero todos saben que el actual gobierno ya no tiene el mismo poder y la cantidad de plata que tenía el cocalero y obviamente, la capacidad de chantajear también disminuye. La prueba es que los candidatos masistas no levantan cabeza y las encuestas anticipan una estrepitosa derrota. Pero con probar no se pierde nada, y el ex ministro de Economía no para de mostrar su musculatura. Recientemente, en Yacuiba (adónde acudió para inaugurar el enlosetado de unas calles, ¡qué pobreza!) dejó entender que los distritos leales serán lo más beneficiados con las vacunas contra el Covid-19. Eso suena tan canallesco como improbable, pues la vacunación promete un desastre en el país. Arce debería esforzarse más. Tal vez deba repetir aquello de que el sol y la luna se van a esconder.