El gobierno ha decidido “electoralizar” la pandemia. Su estrategia consiste en dejar la lucha contra el Covid-19 en manos de las alcaldías y gobernaciones en una suerte de carrera contra la muerte, sobre la que el MAS no quiere asumir ninguna responsabilidad. No cometerá el mismo error que hundió a Jeanine Añez, que puso la cara frente al virus y cargó con todos los errores, con la cuarentena, el confinamiento y la grave crisis económica que se agravó como consecuencia de la paralización. En este momento, las gobernaciones y alcaldías más importantes del país están en manos de la oposición y a partir de ahora se verán en serios apuros, no sólo para frenar los contagios y evitar las muertes, sino también para no caer en el confinamiento, una medida que parece irreversible y que puede ocasionar un grave costo político a las autoridades locales. El precio más alto, naturalmente, será el incremento de las víctimas, pero eso le importa un bledo al MAS. La idea es esa.