BoA: insistir en lo imposible

El Gobierno parece decidido a reescribir la historia de BoA cambiando únicamente al piloto, mientras la tripulación y el avión —el verdadero modelo operativo— siguen intactos. La intervención y las auditorías apuntan a responsables internos y posibles sabotajes, pero la raíz del problema es estructural: la gestión estatal nunca ha logrado operar con eficiencia mínima. Persistir en demostrar que una empresa pública puede competir con la iniciativa privada es insistir en un error histórico. A pesar de más aeronaves y promesas de normalización, los retrasos y cancelaciones continúan, evidenciando que la burocracia, la mala planificación y la falta de incentivos seguirán afectando a los pasajeros. La lección es clara: hay tareas que el Estado no puede realizar sin generar pérdidas y frustración. BoA no es la excepción. La verdadera eficiencia y competitividad solo se alcanzan bajo gestión privada, con responsabilidad, agilidad y enfoque en resultados. Pretender que lo estatal logre lo que jamás ha logrado es una ilusión costosa para los bolivianos.