
El presidente Gustavo Petro ha encontrado en el ultraderechista José Antonio Kast, recién elegido presidente de Chile, un nuevo adversario en la región. El mandatario colombiano ha manifestado en las últimas horas su repulsa al resultado de los comicios celebrados este domingo. “El fascismo avanza, jamás le daré la mano a un nazi y a un hijo de nazi, tampoco; son la muerte en ser humano. Triste que Pinochet tuvo que imponerse a la fuerza, pero más triste ahora es que los pueblos elijan su Pinochet: elegidos o no, son hijos de Hitler y Hitler mata los pueblos”, ha dicho en X. En otra publicación, ha indicado que la “derrota” en el país austral es “como si [María Fernanda] Cabal o [Marco] Rubio” ganaran en Colombia, en referencia a la precandidata uribista y al secretario de Estado de Estados Unidos. El Gobierno de Gabriel Boric ha respondido con una nota diplomática por meterse “en la política interna” de Chile
Petro ha sido uno de los pocos líderes de la región que no ha felicitado la victoria de Kast. Otros presidentes de su misma orientación ideológica, como la mexicana Claudia Sheinbaum o el brasilero Luiz Inácio Lula da Silva, le desearon “mucho éxito” al presidente electo y abogaron por trabajar “por el bien de los países y de la región”. El colombiano apoyaba abiertamente a la candidata del bloque de la izquierda, la comunista Jeannette Jara. En julio, manifestó que “pasar al fascismo es terrible para cualquier sociedad”.
En sus últimas publicaciones, el mandatario ha retomado esta idea: “El fascismo en Chile no durará 40 años. Son otros los tiempos. Sé lo que pasa, no volveré a La Moneda como antaño, volvieron a matar al presidente”. A su vez, ha hecho varios llamados a la juventud chilena. “Les digo, abracen la vida y no se junten con la muerte jamás”.
La elección de Kast ha caído como un balde de agua fría para Petro, que ve en tiempo real cómo la región, que hace cuatro años estaba dominada por gobiernos progresistas, hoy se mueve hacia la derecha. Argentina, Bolivia, Paraguay, Ecuador y ahora Chile han virado ideológicamente. Es una alerta cuando en menos de seis meses Colombia celebra las elecciones presidenciales, decisivas para conocer si la izquierda es capaz de mantener el poder o si su triunfo en 2022 fue una excepción en un país conservador.
El mandatario colombiano ve la mano negra de Washington en este giro hacia gobiernos derechistas. “Rubio extiende el cerco del odio, divisiones indígenas en Bolivia, ya tienen a su presidente [Luis] Arce, hombre inteligente, preso; ya tienen a [Pedro] Castillo preso en el Perú, no se aguantó la oligarquía blanca y vieja que el Perú fuera dirigido por un profesor de vereda”, ha señalado.