El City pegó rápido y fuerte, porque al minuto de juego, armó una buena jugada por derecha en la que el portugués Matheus Nunes terminó tirando, con tiempo y espacio, un buen centro que Foden conectó de volea, con la pierna izquierda, para abrir el marcador.
Lo que ocurrió en los siguientes minutos no sorprendió a nadie. Porque los Citizens, cuando están en ventaja, se defienden con la pelota y esperan hasta que se abra un espacio para ampliar la ventaja.
Fue exactamente lo que pasó.
Los de Pep Guardiola primero calmaron el juego a pura posesión y luego empezaron a agredir al rival.
Esa insistencia tuvo premio a los 25 minutos, cuando un córner desde la izquierda terminó en un rebote corto que le quedó al croata Josko Gvardiol, que solamente la tuvo que empujar para agrandar la diferencia en el marcador.
Con el 2-0, todo hacía prever una estampida de goles del City.
Pero el conjunto de Guardiola no pasa su mejor momento. Y son pocas las cosas que le salen de forma aceitada.
Terminó el primer tiempo y, tras el descanso, volvió dormido.
A los cuatro minutos, Nunes protagonizó una acción insólita. Primero, en una salida apurada, intentó hacer un pase arriesgado hacia el medio y permitió la recuperación de Leeds, que jugó rápido hacia adelante, volviendo a meter la pelota en el área, donde estaba el delantero Dominic Calvert-Lewin.
Al nueve se le fue larga la pelota y la acción parecía diluida. Pero Nunes, no conforme con su primer error, apareció por allí, tomó la pelota y, de forma inexplicable, enganchó hacia el medio, justamente el lugar donde todavía estaba Calvert-Lewin, que -muy astuto- le punteó la pelota al defensor y la mandó al fondo de la red.
De allí en más, el desconcierto se apoderó del City.
Fueron casi treinta minutos de no dar pie con bola para los de Pep.
En el medio, Leeds aprovechó para igualar las acciones, porque a los 22, Gvardiol le cometió un claro penal a Calvert-Lewin sobre la derecha del área. El alemán Lukas Nmecha se hizo cargo de la ejecución y el italiano Gianluigi Donnarumma se la tapó, con la mala suerte de que el rebote salió directamente hacia donde había quedado el hombre de Leeds, que no tuvo más que empujarla.
Estaba para el cachetazo el conjunto de Guardiola.
Se salvó en un par de acciones y recién ahí pudo poner paños fríos.
Se tranquilizó poco a poco y, en los minutos finales, fue con todo hacia adelante.
Y volvió a aparecer Foden, para salvar la situación.
En una muy buena jugada, en paralelo a la línea de meta pero en el comienzo del área, la trasladó, con paciencia, hasta que le quedó un mínimo hueco y por ahí lanzó un fuerte remate con la zurda para romper la igualdad.
El árbitro había dado insólitos 10 minutos de descuento -que terminaron siendo once- y el tanto de Foden fue a los 90. Pero no tranquilizó a nadie.
Porque Leeds siguió intentando y estuvo a punto de empatarlo.
Pudo evitarlo el City, cortó la mala racha de dos derrotas seguidas, y mira con mejores ojos la tabla de posiciones.
