Tribuna

Bolivia se nos vuelve a morir: por qué exportar

Bolivia se nos vuelve a morir: por qué exportar
Oscar Antezana Malpartida | Columnista
| 2025-11-20 00:09:34

En las actuales circunstancias en las que se encuentra la economía —endeudada pero sin dólares, y con una exportación de gas reducida pero con inmensa urgencia de generar divisas— es imperativo y urgente aumentar y diversificar las exportaciones. Caso contrario, como hace 40 años, cuando el expresidente Víctor Paz Estenssoro acuñó la histórica frase “Bolivia se nos muere”, volveremos a enfrentar un colapso. Desde entonces, la población boliviana se traumó con la hiperinflación, fenómeno al que hasta hoy le tenemos pavor. Espero que ahora hayamos tomado conciencia de la necesidad e importancia de abastecer de dólares a la economía, porque no teníamos ni para pagar la importación de combustible y además nos hicieron “el corralito”. ¿Cómo se consiguen dólares? Contratando más deuda externa o produciendo y exportando.

En 1993 publiqué mi tercer libro: La Magia de las Exportaciones. Hace más de 30 años, ese libro afirmaba que “la dinámica económica, política y social pudiese dificultar el logro de un impulso crítico para el crecimiento rápido de las exportaciones… En este contexto, el ingreso proveniente de las exportaciones es la mejor y más genuina alternativa para garantizar el financiamiento del desarrollo económico y social, mientras se aceleran las transformaciones estructurales que cambien o generen instituciones de una economía de mercado”.

En el capítulo de Recomendaciones, en la sección de políticas sectoriales, el libro señalaba que faltaba “una estructura institucional para promover las exportaciones…”, entre otros aspectos. Debe llamarnos la atención que, dada la situación actual descrita arriba de manera somera, hoy no exista un Ministerio de Exportaciones. Tampoco es ni sería adecuado un viceministerio. Así como tenemos un Ministerio de Energía e Hidrocarburos para abastecer de combustible a la economía, con igual o mayor razón necesitamos un Ministerio de Exportaciones para inyectar dólares a la economía, lo que permitirá importar maquinaria, equipo e insumos intermedios que puedan resucitar nuestra economía —incluida la importación de hidrocarburos— mientras sea necesario. El sector productivo, desde la minería hasta la agricultura, y el sistema financiero deben tener liquidez en dólares o acceso a ellos para sus transacciones comerciales internacionales. Ese ministerio “era necesario modernizarlo, fortaleciendo su capacidad y competencia técnica y profesional”.

“El ministro de turno debería visitar constantemente algunas industrias con y sin potencial exportador para evaluar las necesidades para incrementar el crecimiento de las exportaciones”. Continuaba: “el Ministro debería visitar países selectos para obtener una impresión de primera mano de sus políticas, regímenes, nivel de entrenamiento tecnológico, infraestructura e instituciones”. Perú, por ser tal vez el país regional más próximo a Bolivia en desarrollo, podría ser el paso inmediato. También se recomendaba “reunir un conjunto de profesionales (nacionales y extranjeros) técnicamente capaces para mantener un contacto casi diario con exportadores de los diferentes sectores y asesorar al Ministro en el diseño, implementación y control de medidas de política sectorial”.

“El servicio exterior del país pudiese contribuir significativamente a los esfuerzos… Los servicios tradicionales que los agregados comerciales de nuestras embajadas brindan al comercio exterior son tremendamente ineficaces. La función principal de las embajadas debería centrarse en las relaciones de comercio exterior con el mundo en materia de exportaciones. Nuestras embajadas necesitan experimentados negociadores comerciales y hábiles vendedores”.

Como mencioné en otras ocasiones, Bolivia no necesita reinventar la rueda. Primero, ya se ha escrito. Segundo, ya se sabe qué funciona y qué no. Tercero, hay varios países regionales que han tenido éxito en incrementar y diversificar sus exportaciones de manera relativamente rápida. Cuando llegué a Perú mientras trabajaba en el Banco Mundial, los arándanos, la palta, el mango y hasta el oro eran un producto más. En diez años, Perú ha llegado a ser el, o uno de los, mayores exportadores del mundo de estos y otros productos. Tenemos mucho que aprender.

Bolivia es un mercado pequeño para la oferta actual y potencial de gas, soya o cualquier producto. La exportación de gas generó divisas que se inyectaron a la economía porque se vendía a mercados grandes. Esto nos permitió producir a mayor escala, más allá del tamaño de nuestro mercado. De la misma manera debemos encontrar mercados más grandes para producir más productos agroindustriales, manufactura, servicios y otros; diversificar nuestra base productiva y crecer más y mejor. No abrir nuestra producción a un mercado grande es limitarla a nuestra pequeña y pobre economía y condenar a Bolivia a la pobreza. ¿De dónde obtendremos divisas para (a) pagar la deuda externa —y la que necesariamente se está contratando actualmente— y (b) financiar el crecimiento sostenible de la economía y lograr un mayor nivel de desarrollo?

El próximo artículo, que se publicará mañana, se concentrará en la operacionalización de una política de promoción de exportaciones e inversiones, que también formaba parte de ese libro y de mi segundo libro —Éxito Macroeconómico y Deficiencias Microeconómicas (1990)— cuyo prólogo fue escrito por el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Una pena para el país que, después de 30 años, ambos libros sigan vigentes.

Oscar Antezana Malpartida | Columnista