
Aunque geográficamente pertenece a Sudamérica y limita con Brasil, la selección de fútbol de Surinam decidió competir en la Concacaf en lugar de unirse a las eliminatorias de la Conmebol. La decisión responde a una estrategia basada en la realidad de su nivel futbolístico: enfrentar a las potencias sudamericanas los relegaría a los últimos puestos.
"En la Concacaf tenemos dificultades para imponer nuestro juego, pero en la Conmebol no tendríamos ninguna posibilidad. Basándonos en nuestro nivel de desarrollo, optamos por adherirnos a la Concacaf, donde existen países con diferentes niveles de juego. Consideramos también participar en competiciones sudamericanas, pero nuestra calidad actual no lo hacía adecuado", explicó el secretario general de la federación, Ewald Gefferie.
Pese a estar en Sudamérica, Surinam mantiene fuertes lazos culturales con los Países Bajos, su antigua colonia, y políticamente forma parte de la Comunidad del Caribe, integrada por naciones del norte de América.
El fútbol surinamés comenzó a cambiar en 2019, cuando se eliminó la restricción que impedía convocar a jugadores con doble nacionalidad neerlandesa. Desde entonces, el abanico de talento elegible creció, elevando el nivel de la selección. En la última convocatoria, 20 jugadores provienen de ligas europeas y solo dos del fútbol local.
Jugadores de renombre de ascendencia surinamesa que optaron por jugar con los Países Bajos incluyen a Edgar Davids, Clarence Seedorf, Jimmy Floyd Hasselbaink, Virgil van Dijk, Ruud Gullit y Georginio Wijnaldum, entre otros.
Hasta ahora, Surinam nunca se ha clasificado para una Copa del Mundo, los Juegos Olímpicos o competiciones mayores de la FIFA. Su única participación destacada fue en los Juegos Panamericanos de 1991, donde fue eliminada en la primera ronda.
Ahora, la selección busca hacer historia enfrentando primero a Bolivia y, de lograrlo, medir fuerzas con Irak en su intento por llegar al Mundial.