La semana política inició, sin duda, con el culebrón TikTokero del vicepresidente Lara, que generó una intensa conversación en las redes sociales y forzó a improvisar una conferencia presidencial el domingo por la noche, para tratar de reagendar a la prensa del lunes. En la convocatoria se adelantó el anuncio de medidas económicas, que siguieron en la nebulosa con “decretos que se conocerán en próximos días”, la mención a la baja del riesgo país (dato que ya era ampliamente conocido) y con la enigmática afirmación de que hay “medidas secretas que están estabilizando la economía”.
Hasta ahí, humo. Lo mejorcito fue ponerle una cifra de, digamos, 15.000 millones de dólares al latrocinio o el despilfarro del MAS en sus casi 20 años, aunque habría sido óptimo hacer el anuncio cuando “tengamos las pruebas para mostrar”, como dijo el mismo presidente Paz. Pero apagar el fuego encendido por Lara no dio margen de tiempo.
Después, el lunes, vino la posesión de los nuevos viceministros en la cartera de la Presidencia. Llamó la atención el nombramiento en Autonomías de la ex senadora Barrientos, que en 2021 se declaró “cerca del MAS”. También, el mantenimiento del Viceministerio de Coordinación con los Movimientos Sociales, creado por el masismo para articular mecanismos prebendales con sus corporaciones sindicales. ¿Señales de un continuismo a nivel de algunos mandos medios?
Tratando de desentrañar el hermetismo de las supuestas “medidas secretas”, tal vez se aluda a la entrada momentánea de dólares del sector soyero que bajaron por unos días el tipo de cambio paralelo, un favor de los productores para la primera semana de gobierno, pero el mantenimiento de este flujo dependerá de la adopción de instrumentos concretos, asunto en el que el reloj estatal parece marchar con poca prisa.
Hay miedo a equivocarse en el arranque, probablemente, pero eso desnuda una gobernanza táctica, incluso reactiva, mirando el día a día y muchas veces complicada por los fuegos de artificio que lanza el segundo mandatario, con aspiraciones a co-presidente.
El tacticismo confirmaría que no se construyó antes una visión estratégica sino meramente electoral. Ahora, algunas designaciones tecnocráticas acertadas en las carteras de Economía y Gobierno resultan insuficientes por sí solas para dar un rumbo, que depende de la claridad y la decisión del mando presidencial.
Posdata: mientras esta columna se escribe, el vicepresidente Lara anuncia la participación de “su propio partido” en las elecciones autonómicas del próximo año, un escenario político que ya Evo Morales había declarado prioritario. ¿Volverá a darse la sintonía entre ambos?