¿A qué juega Lara?

Algunos analistas ven que el binomio Paz–Lara ya muestra señales de fractura. Edman Lara parece haber visto algo que muchos minimizan: la situación del país es demasiado delicada y no habrá “milagros” de corto plazo. Y, como todo político que huele el desgaste ajeno, ha decidido mover sus fichas. Su anuncio de participar en las subnacionales con candidatos propios —bajo su agrupación Nuevas Ideas con Libertad— ha encendido las alarmas. “Nos han desconocido”, dijo. En política, esa frase no es una queja: es una declaración de independencia. Lara siente que el gobierno no lo incorpora y apuesta a tomar “vuelo propio”. ¿A qué juega? A capitalizar la impaciencia ciudadana. Sabe que, si hasta marzo no llegan los resultados concretos, el malestar puede crecer, con la posibilidad de usar su agrupación como refugio para desencantados. Se trata de un cálculo que parece lógico pero no deja de ser simplón y riesgoso. De hecho, es la misma jugada del cocalero, que desgastó hasta el cansancio al gobierno de Luis Arce, sin tomar en cuenta que cada vez que jalaba hacia abajo, él se hundía con barco y todo.