Una conversación fingida entre un Gorila de montaña y un cazador furtivo, en ausencia de Dian Fossey
Gorila: Vaya, mira quién llegó. El héroe del bosque. El tipo que cree que caminar con un arma lo vuelve importante. Felicidades, campeón, te faltó solo un letrero que diga “inseguridad con patas”.
Cazador: Yo solo… hago mi trabajo.
Gorila: Qué noble. Algunos trabajan salvando vidas, otros enseñan anatomía, y tú elegiste “ver qué puedo destruir hoy”. Muy inspirador, casi lloro.
Cazador: Es que pagan bien, ¿sí? No es tan fácil allá afuera.
Gorila: Oh, claro, pobrecito. La vida es dura. Entonces vienes a arruinar la de otros para compensar. Hermosa lógica. Si te esfuerzas un poquito más, quizás logres que hasta las bacterias te pierdan el respeto.
Cazador: No vine a que me insulten.
Gorila: Amigo, te metiste al bosque a cazar seres que pesan más que tus decisiones. Tú te insultaste solo. Yo solo estoy narrando el desastre.
Cazador: No me mires así.
Gorila: ¿Así cómo? ¿Con decepción? Perdón, es que esperaba algo más. No sé, un mínimo de reflexión, una neurona haciendo sinapsis, un destello de “quizá matar animales no me convierte en un ícono moral”. Pero nada. Aquí estamos. Un primate gigante viendo a un primate pequeño fallar en HD.
Cazador: Tú no deberías hablar…
Gorila: Créeme, si dependiera de mí, no gastaría ni una vocal en ti. Pero aquí estamos, porque te colaste en mi casa como si este bosque fuera un supermercado y yo un mueble. Podrías al menos actuar con un poquito de dignidad. Solo un poquito. Como cuando finges que vas a cambiar de vida cada Año Nuevo.
Cazador: Dejate de cosas. Solo quiero hacer lo mío.
Gorila: Lo tuyo… qué expresión más peligrosa. Cuando dices “lo mío”, el bosque tiembla. Los árboles se miran entre sí como diciendo “alguien que le quite el arma a este irresponsable antes de que intente pensar y se haga daño”.
Cazador: No te entiendo.
Gorila: Tranquilo. Tampoco entendiste nunca por qué el mundo no gira alrededor de ti. No pasa nada, es un patrón.
Cazador: Entonces qué quieres de mí.
Gorila: Fácil. Que te vayas. Que uses tus piernas para algo útil. Que te recuerdes que el planeta no vino con instructivo para justificar estupideces. Y si mañana te despiertas con una chispa de conciencia, mejor todavía. No por mí, sino por ti… y por todos los ecosistemas que ya están agotados de soportar tu especie.
Cazador: Está bien… ya me voy.
Gorila: Qué alivio. Pensé que tendría que escucharte un minuto más. Con lo que odio perder neuronas.
El que ausculta palabras, donde no llega el bisturí va la letra…