Bajo el penoco

El fetiche del uniforme

| 2025-11-07 06:49:22

A menudo se repite la idea equivocada de que el nazismo fue un movimiento de aristócratas, de oficiales refinados y generales de alta cuna. Nada más lejos de la verdad. El núcleo del régimen nazi nació del resentimiento social: exsoldados frustrados, burócratas mediocres, comerciantes arruinados y jóvenes sin rumbo que encontraron en Hitler un espejo de su propia rabia. No eran herederos del poder alemán, sino su revancha. La élite económica y militar se sumó después, cuando ya vieron en el Führer una herramienta útil para preservar sus intereses y aplastar al comunismo. Esa falta de linaje, cultura o mérito real se compensó con un fetiche: el uniforme. En él encontraron la ilusión de nobleza que la historia les había negado. Las botas lustradas, las insignias doradas y los desfiles coreografiados fueron su teatro de grandeza. En el fondo, los jerarcas nazis no se distinguían por su genio ni por su origen, sino por su obsesiva necesidad de parecer importantes. El uniforme fue su disfraz de poder, la máscara perfecta de una chusma resentida.