Queda aproximadamente una semana para que el actual Presidente Luis Alberto Arce Catacora bautizado por la sabiduría popular como “Don Tilín”, acabe su gestión como piloto a cargo de la nave del estado plurinacional en medio de una multi crisis que no necesita siquiera de probanza, pues se la vive y soporta todos los días: no hay diésel, no hay gasolina, no hay dólares y lo peor, ni esperanza; al menos con su fracasada receta del Socialismo del S.XXI. La devastación institucional es total, la quiebra nos tortura y la degradación moral también y, sólo queda contar los días para que se vaya.
No obstante, en prueba de cinismo o de algo peor, el mismo y sus adláteres -socarronamente para mi gusto- porfían en que les vamos a extrañar, falseando groseramente acerca de los resultados y éxitos de su gestión. Hasta ya se están dando el tupé de pedir a sus bases ¿les quedará alguna? se movilicen contra los que vienen.
No es que remotamente algún éxito no haya habido en alguna cuestión -por ejemplo, ahora están habiendo menos incendios forestales que en anteriores años- pero al final del día, nadie por muy fanático que sea, podría identificar algún éxito en los grandes temas de gobierno de su mediocre gestión, continuación de la iniciada por su ex amo, quien le designó a dedo como su delfín con los resultados por todos conocidos: en el día de los difuntos -no voy a escribir santos- el MAS parece haber recibido los óleos como al menos el partido o instrumento que fue conocido en sus días de gloria, aunque seguramente sus adictos tratarán de reinventarse en otros espacios.
Viendo tamaño ejercicio de socarronería sobre sus delirios de ser extrañados; uno siente no solamente asombro sino lástima, pues incluyendo a su ex jefazo huido después de haber sido pillado en flagrancia en fraude electoral, absolutamente nadie al menos en esta reciente época concluyó su gestión presidencial como lo está haciendo el Excmo. Don Tilín. En el más absoluto fracaso y hasta desprecio ciudadano.
Y es que la multi crisis que está dejando por la indolente continuación del modelo de su ex jefazo es lamentablemente, enorme y múltiple. Abarca prácticamente todas las áreas de gobierno: desde la economía (¿Se acuerdan del “Super Luchin” que phajpakeaba tenía blindada nuestra economía? siendo inventor de no sé qué modelito); no hay moneda extranjera ni siquiera para pagar un servicio elemental en el exterior, nuestras tarjetas de débito y crédito son tratadas como si tendrían lepra en el exterior y no sirven para absolutamente nada; a los banqueros hay que rogarles para que “nos hagan el favor” de devolvernos nuestra propia plata que la entregaron dócilmente a la voracidad estatal; es una odisea viajar al exterior o hacer una elemental compra y peor un tratamiento médico en el extranjero. Las joyas de la abuela han sido dilapidadas y hemos hecho empanaditas con los peores sátrapas mundiales en las grandes ligas globales (ONU, OEA, etc).
Eso sí, goza de muy buena salud la corrupción (hijos beneficiados con créditos millonarios; los “bussines” del MarceLitio; las coimas convertidas en adelantos para la Fiscalía, etc). La institucionalidad en escombros (una inútil ALP convertida en burdo ring de kachaskan aunque con altos costos al contribuyente por no hacer absolutamente nada útil o el Tribunal Constitucional prostituido por los auto prorrogados, sin contar con el vergonzoso servilismo de las FFAA o la Policía). La Contraloría desaparecida y la Defensoría del Pueblo como adorno. Nadie cree en las instituciones o desconfía profundamente de ellas, peor de sus empleados mal llamados servidores públicos.
Llenar de combustible tu vehículo, peor si es de trabajo, es un lujo del socialismo del S. XXI o contar siquiera con algún grado de certeza para realizar una inversión o una simple construcción es materialmente imposible, pues no sabes cuánto subirán los materiales el mes siguiente o peor, si siquiera habrá disponibilidad de ellos. Las medicinas -de las que depende no solo la salud sino hasta la vida de muchos bolivianos- cada vez son más inalcanzables por sus precios, si es que existen. Para qué escribir de los alimentos y su alto costo por la inflación. Renovar tu vehículo es sencillamente un lujo, salvo que te compres un trucho o robado.
El país es un narcoestado, infectado por organizaciones criminales que, por si no fuera suficiente, cuentan con padrinos gubernamentales. Alguno es tan sinvergüenza que hasta se está ofreciendo como Ministro al gobierno entrante.
Somos basurero de autos truchos y robados. El contrabando, la minería depredadora y el narcotráfico con su secuela de sicariato gozan de muy pero muy buena salud e incluso, hemos depredado nuestra flora y fauna de grandes extensiones de nuestra propia casa. Existen republiquetas en las que el “soberano estado” no tiene pisada siquiera. (La hermana república cocalera del Chapare o los “Méxicos chicos”). Sirven de refugio a buscados por la justicia, si es que existe aún. Un buscado con aprehensión se dio el lujo de votar en las barbas de la Policía, que tenía que ejecutar su mandamiento.
Hasta en lo moral la crisis es evidente. Don Tilín acaba en medio del escándalo por haber convertido en su motel la “casa del pueblo” (piso 24) evitando reconocer ahora a su wawa; siendo evidente que hasta traficó con los nombramientos de altos cargos (AJAM) a cambio de favores sexuales. ¿No que la Presidencia obligaba a algún grado siquiera de dignidad y decencia? Podría continuar, pero ya no hay espacio y probablemente el amable lector necesitaría de una bolsita de esas que daban en los aviones (cada vez más destartalados por el monopolio gubernamental), para lo que sabemos.
Así el estado del arte del desastre; lo cierto es que no recuerdo de ningún gobierno y peor Presidente que haya acabado su gestión de la manera absolutamente deplorable que lo hará esta semana el Excmo. Don Tilín -incluyendo la del fraudulento, que conste-. Lo peor de todo es que los “paganinis” somos todos los bolivianos condenados ahora a superar tamaño desastre. Ojalá que la nueva administración pueda hacerlo, le están soplando muy buenos vientos, pero los costos serán muy altos pues habrá que empezar a pagar las facturas del estilo preste con el que se gobernaron estos 20 años perdidos. Es que como dijo el Gran CHURCHILL: “LA POLÍTICA ES MÁS PELIGROSA QUE LA GUERRA, PORQUE EN LA GUERRA SÓLO SE MUERE UNA VEZ”.