Tribuna

Bolivia ante un nuevo comienzo

Bolivia ante un nuevo comienzo
Juan Burgos Barrero | Columnista
| 2025-10-25 08:07:15

Con el triunfo de Rodrigo Paz, Bolivia inicia un nuevo ciclo político con la oportunidad de transformar sueños y utopías en realidades tangibles. Han concluido veinte años de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), que mantuvo en el poder a Evo Morales desde 2005 hasta 2019 y luego a Luis Arce hasta 2025. El cambio surge de un proceso electoral legítimo y marca el comienzo de una etapa que busca estabilidad institucional, reconciliación y una superación definitiva de la confrontación partidista.

El país enfrenta el desafío de reinventarse en medio de un mundo en constante transformación. No será fácil, pero el llamado es a poner alma y voluntad para construir una Bolivia unida, libre de odios, regionalismos y resentimientos. Como señala William Herrera (2025), el primer reto del nuevo gobierno será promover una verdadera reconciliación nacional y recomponer el tejido social dañado.

La victoria de Rodrigo y Lara simboliza la posibilidad de una reconstrucción nacional profunda. No se trata solo de un cambio de mando, sino de la oportunidad real de transformar la sociedad para alcanzar bienestar y felicidad colectiva. El reto consiste en integrar desarrollo económico, político y cultural mediante el diálogo y el pragmatismo, dejando atrás la lucha ideológica que ha dividido al país.

El MAS deja un país en desastre: economía en recesión, Banco Central sin reservas, inflación alta, desabastecimiento de combustibles, corrupción extendida y un aparato estatal burocrático y extorsionador. Su visión excluyente —“estás conmigo o contra mí”— sembró odio y polarización. Hoy se impone la necesidad de reconstruir la institucionalidad y restablecer la confianza en el Estado.

Rodrigo Paz ha insistido en gobernar para todos. Su propuesta económica se basa en una premisa clara: premiar el emprendimiento sin abandonar a los sectores vulnerables, diversificar la economía y promover la innovación más allá de los recursos naturales. El objetivo es garantizar derechos y oportunidades sin distinción ideológica, dejando atrás la crispación inútil.

En declaraciones posteriores a su victoria, Paz se definió como “de centro popular, con una fuerte vinculación nacional y democrática” (Rivas, 2025). Anunció que enfrentará el desabastecimiento de combustibles con apoyo de países vecinos, pero advirtió que requerirá tiempo para reformar lo que denomina “el Estado tranca”. Señaló que en las dos décadas pasadas se fugaron 60.000 millones de dólares y que el país arrastra una deuda de 40.000 millones: “¡Una barbaridad!”, dijo. Prometió “capitalismo para todos” y enfatizó la necesidad de formalizar la economía, donde el 85% es actualmente informal.

Asimismo, anticipó un restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, comenzando con el regreso de su embajada, cooperación mutua y, posteriormente, la presencia de la DEA. “Bolivia debe volver al mundo, y el mundo volver a Bolivia”, afirmó, destacando su intención de construir una economía al servicio de la gente, no del Estado ni de unos pocos privilegiados.

El nuevo gobierno deberá apostar por la meritocracia y convocar a los mejores ciudadanos para enfrentar los grandes desafíos nacionales: crisis económica, corrupción, contrabando, escasez de dólares y combustibles. La población demanda un estilo distinto de hacer política, sin guerras sucias ni confrontaciones, con un liderazgo que genere confianza y soluciones concretas.

La unidad política es condición esencial para dirigir proyectos de desarrollo y transformación. El Estado debe ser fiel a la Constitución, que garantiza la libertad de expresión, opinión e información (art. 106), pilares de una democracia auténtica.

Rodrigo Paz encarna, para muchos bolivianos, la esperanza de una nueva etapa. Si logra convertir el discurso de reconciliación en políticas efectivas, Bolivia podrá dejar atrás la división y construir un futuro de justicia, estabilidad y prosperidad compartida. El desafío es grande, pero ineludible.

¡Es la hora de la unidad, del talento y del renacer nacional!

Juan Burgos Barrero | Columnista