Cultura & Espectáculos

“La Paceñita”, las salteñas de una boliviana que llevan un poco del país a Ciudad de México

Desde hace tres décadas, Mirtha Medrano lleva el sabor de La Paz al corazón de la Ciudad de México con su emprendimiento.

Mirtha Medrano lleva el sabor de La Paz a México Foto: RRSS y AMUN
Cultura & Espectáculos | Visión 360 | 2025-10-23 15:30:00

En una esquina bulliciosa del barrio Las Capuchinas, a cuatro cuadras del metro Camarones de Ciudad de México, el aire huele a masa dorada, a ají recién molido y a nostalgia. Allí, entre cazuelas, banderas bolivianas y música de los Kjarkas, una mujer paceña construyó su propio pedazo de patria: Mirtha Medrano, la creadora de La Paceñita Salteñas.

Sonríe al recordar sus inicios desde México, país que la acogió hace 30 años, cuando llegó junto a su esposo (un médico que fue a especializarse) y donde finalmente formó su familia.

“Yo soy chef hace más de 35 años. No vine a ganar dinero, aunque sí lo hago. Mi verdadera visión es cultural: quiero que México conozca nuestra gastronomía, nuestra artesanía, nuestras danzas. Que sepa quiénes somos los bolivianos”, dijo la boliviana, citada en la Agencia Municipal de Noticias (AMUN), que publica su historia.

Mirtha, dice la agencia, habla con acento paceño intacto y con un orgullo que se sirve caliente, como sus salteñas. Las hay de carne, pollo, mixtas y picantes, aunque la verdadera innovación nació de una necesidad.

“Muchos estudiantes bolivianos no podían pagar un plato de comida completo, así que un día se me ocurrió rellenar las salteñas con picana -un plato muy querido aquí y que se come a la media noche del 24 de diciembre-, y fue un éxito. A 35 pesos, todos podían probar un pedazo de Bolivia”, contó.

La idea se expandió como aroma en horno nuevo. Pronto, La Paceñita se volvió un punto de encuentro para los 7.000 a 8.000 bolivianos que residen en México y principalmente en la capital.

“Es una casa donde todos los compatriotas son bienvenidos, dice. Llegan artistas, migrantes, viajeros. Aquí comen, cantan, lloran a veces. Es nuestro refugio lejos del Illimani”.

El éxito cruzó fronteras. En su restaurante han probado salteñas figuras de la televisión mexicana como Junior de la Familia P. Luche, el hijo del cantautor Joan Sebastian, Carmen Salinas y actores de “Como dice el dicho”. También pasaron por allí los legendarios Kjarkas, que encontraron entre masa y ají un pedazo de su tierra.

“Las salteñas gustan a todos, no tienen bandera -dice Mirtha-. Son bolivianas, sí, pero su sabor ya es del mundo”. Durante la entrevista, Arias celebró su ejemplo como un símbolo de la Bolivia que triunfa con trabajo y creatividad.

Emocionada, la emprendedora muestra nostalgia por su país: “Uno extraña mucho, pero cuando veo a un boliviano entrar a mi restaurante y probar una salteña con lágrimas en los ojos, siento que todo vale la pena.”

La paceña contó que incluso ha recibido premios por su labor y que una joven boliviana (hija del folklorista Franz Chuquimia) fue quien recogió uno de ellos en su nombre. “No pude viajar, pero me sentí representada. Es hermoso ver que lo que uno hace con amor tiene eco, aunque sea lejos.”

El clima en México, expresó entre risas, estaba lluvioso esos días. “Ya ha bajado un poco, gracias a Dios, porque las calles se volvían ríos”. Pero ni la lluvia ni los años han apagado su fuego. En su cocina, las manos de Mirtha siguen moldeando con paciencia cada masa, cuidando cada borde, dorando cada historia.