Bajo el penoco

“Qué difícil…”

| 2025-09-18 00:52:50

En 1989, a Jaime Paz Zamora no le resultó incómodo haber obtenido el tercer lugar en la votación y aceptó ser presidente, sin importar que para ello, haya tenido que firmar un acuerdo con los que él mismo calificaba como sus verdugos y con quienes los separaba “ríos de sangre”. Así demostró que la política en Bolivia no admite principios y que la seducción del poder puede superar cualquier barrera ética y moral. Años más tarde, el demagógico líder izquierdista, quien fue señalado por liarse con narcotraficantes y dijo que aquello no fue un delito, pronunció una de sus frases célebres: “Qué difícil es amar a Bolivia”. Lo hizo al momento de firmar un acuerdo con Gonzalo Sánchez de Lozada, con el que mantenía una distancia ideológica abismal. Otra vez, el poder, las pegas y los privilegios estuvieron en primer lugar, dejando sellado que la política no es para construir, sino para el cuoteo, un fenómeno que pervirtió la democracia boliviana y que le abrió las puertas a Evo Morales. Hoy, su hijo, Rodrigo Paz debe estar diciendo algo parecido: “Qué difícil es andar de cola de Edman Lara”, pero seguramente, como su padre, y muchos otros viejos políticos, sabe que el poder se disfruta, no se discute. “Ahora es cuando”, decía el cocalero.