
Los Emmy de este año dejaron claro que la televisión está atravesando un momento de transformación. Las grandes estrellas quedaron en segundo plano y ganaron fuerza las series con propuestas arriesgadas. Plataformas como Apple TV+ y HBO Max destacaron por su reconocimiento crítico, mientras que formatos más clásicos también encontraron su espacio. Sin embargo, fenómenos como The Bear, que dominaron el año anterior, pasaron desapercibidos esta vez.
La academia parece apostar por un equilibrio entre el espectáculo del streaming y la efectividad narrativa de la televisión de toda la vida. Apple TV+ y HBO Max se llevaron siete premios cada una, premiando tanto producciones ambiciosas como Separación, como ficciones más contenidas como Slow Horses. Esto demuestra un interés por visibilizar la variedad de estilos y recursos que existen hoy en día en la producción televisiva.
Aunque Apple TV+ aún no lidera en cifras de audiencia, su prestigio entre la crítica es cada vez mayor. Sus series no siempre son éxitos comerciales, pero sí marcan tendencia. Al mismo tiempo, el premio a The Pitt como mejor drama confirma que la televisión tradicional, con su formato episódico y su narrativa pausada, todavía tiene mucho que decir.
Series con tramas tensas e incómodas como Adolescencia y The Pitt marcaron la pauta, dejando claro que el público valora historias que desafían su zona de confort. El reconocimiento al plano secuencia en Adolescencia demuestra que los Emmy están prestando atención a la innovación técnica tanto como al impacto emocional de las historias.
Pero no todo fueron victorias. The Bear, que arrasó en 2024, no recibió premios, y The White Lotus solo obtuvo una mención por su banda sonora. Esto confirma que el ciclo mediático es breve y volátil: la crítica y los premios se mueven hacia lo nuevo, aunque eso signifique dejar atrás a producciones consagradas.
La ovación a Stephen Colbert fue otro momento clave, una señal de que los Emmy también reconocen trayectorias personales y compromiso social, no solo ficciones. En contraste, la televisión abierta se quedó fuera de los premios: ni Matlock ni otros títulos de canales tradicionales fueron reconocidos, lo que refuerza la sensación de que el streaming domina el panorama actual.
En definitiva, los Emmy 2025 mostraron que lo que hoy importa en televisión son las historias potentes, los riesgos narrativos y la capacidad de conectar con un espectador exigente. Perder un premio no significa fracasar: en este ecosistema cambiante, lo relevante es mantenerse en movimiento y atreverse a incomodar.