En limpio: si hay un claro ganador en estas elecciones del 17 de agosto de 2025, ha sido el pueblo boliviano que, militante y con fe ciega en la democracia, se manifestó en las urnas por un cambio que sepulta al Movimiento al Socialismo, tras 20 años en el poder. Los electores eligieron en primera vuelta a dos candidatos que nos traen la esperanza de sacarnos de la crisis profunda en la que nos encontramos: desinstitucionalización, corrupción, déficit fiscal desde hace 13 años, reservas internacionales casi en cero, aumento galopante de la deuda externa e interna, inflación, largas colas por combustible y alimentos, además de escasez de dólares.
Según el 90% de las actas escrutadas por el Tribunal Supremo Electoral, el centro-derechista Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano, obtuvo más de 1.561.000 votos, equivalentes al 32%. El derechista Jorge “Tuto” Quiroga, de Alianza Libre, superó los 1.311.000, equivalentes al 27%. Detrás quedó el empresario Samuel Doria Medina, con el 19,93%.
La izquierda fue sepultada: Andrónico Rodríguez alcanzó solo el 8,15%, mientras que el representante del MAS, Eduardo del Castillo, obtuvo 3,2%. Algunos analistas atribuyen el 13% de votos nulos al expresidente Evo Morales, quien estuvo fuera de la contienda. Entre los otros candidatos, Manfred Reyes Villa consiguió 7,1%; el alcalde de Santa Cruz, Jhonny Fernández, 1,5%; y Pavel Aracena, 1,4%.
La jornada de votación se desarrolló sin mayores percances. Las misiones de observación de la OEA y de la Unión Europea destacaron la tranquilidad y la “vocación democrática” con que se llevaron adelante los comicios, a diferencia de lo ocurrido en 2019, cuando se paralizó el conteo rápido y hubo denuncias de fraude que derivaron en movilizaciones y en la renuncia de Evo Morales.
Con estos resultados, más de 7 millones de electores nos encaminamos a una segunda vuelta el próximo 19 de octubre. Ese día se definirá quién será el presidente número 68 de Bolivia, entre Rodrigo Paz y Tuto Quiroga. En los comicios de este 17 de agosto prácticamente se definieron también los nombres de los 130 diputados y 36 senadores, con representantes de los tres candidatos más votados: Paz, Tuto y Samuel.
Es el noveno proceso histórico desde la era de los Libertadores, Conservadores, Liberales, Republicanos Socialistas, revolucionarios de 1952, dictadores militares de la Operación Cóndor, el Neoliberalismo y el Movimiento al Socialismo, con la llegada de Evo Morales hasta Luis Arce, pasando por la interrupción de Jeanine Áñez en 2019-2020.
Pasada la algarabía, queda la realidad: la despedida del presidente Arce con un 5% de aceptación y la pregunta del millón que deberán responder los dos aspirantes, Paz y Quiroga: ¿cómo aplicar medidas trascendentales en economía? Entre ellas, levantar el subsidio a los combustibles, invertir en exploración de nuevos pozos petroleros, modificar la Constitución para enterrar el Estado Plurinacional —que dejó como herencia la elección de magistrados sometidos al poder político, un sistema educativo ideologizado y leyes que imponen jubilaciones miserables— y frenar el uso de la Gestora como “caja chica” del régimen saliente.
Asimismo, necesitamos un Parlamento que no sea de levantamanos, capaz de derogar al menos 11 leyes incendiarias, dar seguridad a la propiedad privada, garantizar mejor calidad en salud, generar empleos y erradicar la corrupción. En temas centrales, urge liberar a los presos políticos, garantizar la libertad de expresión y la democracia, y combatir con firmeza el crimen organizado.
En conclusión: nuestra opción es elegir un Superman o un Chapulín. Y tenemos la obligación de responder en las urnas.