
El Real Madrid debutó en la Liga con lo justo. Aún corto de preparación, el equipo de Xabi Alonso se impuso a Osasuna sin demasiada brillantez, pero tampoco con sobresaltos, apoyado en el talento diferencial de Kylian Mbappé, quien provocó y transformó el penalti que decidió el encuentro. El cuadro rojillo se mantuvo firme, defendió con orden y no se descompuso tras el 1-0, aunque apenas inquietó a Courtois. Esa es, quizás, una de las mejoras visibles del conjunto blanco: concede mucho menos.
En su estreno en el banquillo liguero, Alonso no sorprendió. Apostó nuevamente por Brahim en la derecha en lugar de Rodrygo y ordenó desde el inicio buscar la portería rival con un pelotazo largo de Courtois. El Madrid presionó arriba con intensidad, como pedía su técnico, y hasta Vinicius fue aplaudido por recuperar un balón en su propio campo. Sin embargo, el juego careció de ritmo y profundidad: plano, lento y previsible, con la sensación de que aún huele a pretemporada.
Osasuna colaboró en el plan de partido, cerrándose con línea de cinco y tres centrocampistas muy juntos. Ante ese bloque bajo, el Madrid apenas pudo generar ocasiones claras en la primera media hora, limitándose a remates lejanos de sus defensas: Carreras, Huijsen y Militao obligaron a Herrera a intervenir. Tras la pausa para refrescarse, el ritmo mejoró y se dejó ver Mbappé, que rozó el gol con un disparo cruzado, mientras Vinicius fue protagonista de un par de jugadas polémicas en el área que el árbitro no señaló. La primera parte se cerró con un remate acrobático de Kylian que Bretones desvió.
En el descanso, Juan Cruz reconoció que Lisci había pedido a sus jugadores que disfrutasen defendiendo, consciente de la ventaja de semanas de preparación acumuladas. Pero en la primera contra peligrosa, el Madrid castigó. Brahim habilitó a Mbappé, que recortó en el área y forzó un penalti ante Juan Cruz. El francés asumió la responsabilidad y no falló: engañó a Herrera y estrenó su cuenta goleadora en la Liga.
El guion cambió poco tras el gol. Osasuna se animó tímidamente y reclamó un penalti de Militao sobre Torró que el árbitro desestimó. El Bernabéu celebró después el debut del joven Mastantuono, mientras Carvajal entraba para sustituir a un Trent discreto en su estreno. Vinicius dejó su lugar a Gonzalo, y Rodrygo volvió a quedarse sin minutos, una señal que no pasa desapercibida.
En el tramo final, Lisci movió el banquillo y Osasuna se acercó con cierto peligro. Courtois intervino ante un centro envenenado de Bretones y Budimir estuvo cerca de empatar, pero Gonzalo lo desactivó con solvencia. El Madrid perdió control con el balón y sobrevivió gracias a las chispas de Mbappé, siempre un escalón por encima. El partido se cerró con la expulsión de Bretones en la prolongación, decisión discutida por rigurosa, que dejó la sensación de un árbitro con exceso de protagonismo.
Así, sin brillo, pero con eficacia, el Madrid estrenó su camino en la Liga con victoria. Un triunfo que lleva la firma de Mbappé, el hombre llamado a marcar la diferencia en esta nueva etapa.