Bajo el penoco

Herejías bolivianas

| 2025-08-12 06:54:41

En Bolivia, ganar dinero es casi un acto de herejía. Las utilidades son vistas como pecado, sinónimo de robo y opresión, como si cada billete obtenido fuera arrebatado de las manos de los pobres. Esta visión no solo es equivocada, sino que frena el desarrollo y castiga la iniciativa. La ganancia legítima —la que surge de producir, innovar y servir mejor que la competencia— no quita, sino que crea. Gracias a productores audaces, la humanidad ha disfrutado de avances que ni los reyes de antaño imaginaron: mayor esperanza de vida, comunicaciones instantáneas, transporte masivo, alimentos abundantes. Sin embargo, aquí el discurso dominante exige que el empresario “pida perdón” y “devuelva algo” a la sociedad, como si su éxito fuera un saqueo. Nadie exige lo mismo a un médico brillante, un científico premiado o un atleta consagrado. La utilidad es la recompensa al riesgo, al trabajo y a la visión. Demonizarla es premiar la mediocridad y ahogar el progreso. El verdadero sacrilegio no es ganar, sino castigar a quien se atreve a generar riqueza.