Tribuna

La corrupción y el ser corrupto

La corrupción y el ser corrupto
Ciro Añez Nuñez | Columnista
| 2025-07-29 07:00:55

Recientemente a invitación de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra, asistí al podcast “The Law” de la Facultad de Derecho UPSA, donde conversamos sobre “Corrupción en Bolivia y como enfrentarla”.

La corrupción, es aquella lacra que no cesa. Es un mal antiguo, tan antiguo como el ser humano, que implica, la pérdida del sentido de Integridad, no sólo desde una perspectiva moral sino de completitud y de inclusión.

Las personas son corruptas, cuando empieza a excluir a los demás y sólo piensan en sí mismos y en los suyos (Ej.: sólo y únicamente piensa en él y los suyos, sus propios hijos y su descendencia). No busca la integridad, no busca la completitud, en verdad, no les importa, el resto, no busca incluir sino excluir.

Por eso, el egoísmo está íntimamente ligado con la corrupción. El corrupto tiene la actitud centrada en el propio interés. Esta inclinación de anteponer los propios intereses a los de los demás, puede manifestarse en diversas formas, desde la falta de consideración, la mentira, el engaño hasta la manipulación o la explotación.

El corrupto dice: sólo me interesa "yo y lo mío" (al decir: “yo y lo mío” significa que es más importante que el tú; y, es ahí cuando empieza la corrupción. Dicen: "lo que es mío debe prosperar, lo que es tuyo es malo o eres malo, sólo lo mío debe prevalecer ". Muchos enfermos de egolatría, prejuicios, resentimientos y embusteros. Por eso, el mundo está lleno de corrupción), por lo tanto, el corrupto es indolente, busca obtener ganancias a expensas de otros o de la sociedad en general; y, para poder obtener esas ganancias a costa de otros, miente y engaña, pues las mentiras son las únicas que necesitan ser pregonadas amplia y repetidas veces (se esfuerzan para eso), mientras que la verdad es evidente por sí misma y no necesita ser difundida activamente. Por eso, la semilla de la corrupción es la mentira y el engaño y, a menudo surge de un profundo egoísmo, donde el individuo prioriza sus propios intereses sobre el bien común y/o los intereses generales.

De esa manera, la corrupción es la preocupación excesiva por uno mismo y sus propios intereses (él y los suyos), lo que puede llevar a la explotación de otros (Ej.: en ámbito laboral, engañar al trabajador, no los registra al seguro social porque desea acrecentar sus ganancias, efectúa mobbing laboral, hace uso de influencias para conseguir privilegios o beneficios tanto en el sector público como privado, es un prebendario, etc.) y también al incumplimiento de normas y leyes, pues solo busca sus satisfacciones personales, salirse con la suya, conforme a sus caprichos.

Otro ejemplo, es el nombrar y aceptar un cargo público, al cual, esa persona no es idónea, eso es corrupción (art. 157 -nombramientos ilegales- del Código Penal); y, para el colmo de males, resulta que incluso para hacer lo correcto (es decir, hacer lo que para eso han sido designados) resulta que exigen y cobran sumas de dinero extras a su sueldo, simplemente por hacer lo debido; caso contrario, dilatan, enredan, demoran, etc.; o, la otra, que la persona que fue designada a un cargo público en específico para cumplir sus funciones previstas en la Constitución y las leyes, pero resulta que delega a otro, para irse de paseo, cuando se supone que recibe un sueldo por aquel cargo. Eso es abuso de poder, eso también es corrupción, está mintiendo, no está haciendo con excelencia sus propias obligaciones.

En consecuencia, si nos preguntamos, ¿qué es ser corrupto?, es pues aquella persona indolente con un nivel de consciencia sustancialmente bajo, que carece de integridad. Tiene puros intereses deshonestos. Gente que se enriquece desvergonzadamente con la mentira y el engaño, o que está dispuesta a mentir con el fin de obtener sus propios beneficios, tanto en el ámbito privado como en el sector público. Eso es ser corrupto.

No es que el poder, corrompa, sino que la persona es corrupta, solo que con poder político o en el cargo público que ostente, se hace más visible esa su corrupción y adquiere su mayor expresión.

Entonces, deberíamos tener más personas auténticamente decentes en los cargos públicos, pues si la persona no es corrupta y es integra, esa integridad encontrará también su mayor expresión, si obtiene algún poder público; por lo tanto, la verdadera lucha contra la corrupción empieza dentro de nosotros mismos, de cada persona.

Como vemos, no se puede arreglar el exterior sin antes arreglar el interior. Empecemos en nosotros mismos y nuestro entorno inmediato. No que la gente, solo desea apuntar a los demás, sin antes arreglarse a sí mismo.

Con todo ello, cada persona (que no es corrupta) debe enfocarse en lo que sí puede cambiar, esto es, su propia actitud, sus propias acciones y sus propias respuestas a las circunstancias de la vida, es decir, tener una conducta de vida de "excelencia" (mejoramiento continuo y de forma íntegra e integral como ser humano, hacer las cosas bien con un sentido de integridad).

No romanticemos la corrupción, por ejemplo, ensalzando como si fuese un gran vendedor, quien miente, engaña y es sinvergüenza, hagámoslo rendir cuentas (no a la impunidad), que devuelva lo sonsacado, que se recupere todo el daño económico causado. Llevemos una vida sensata, con un sentido de integridad, como cualidad interna de cada ser humano, pues la verdadera lucha contra la corrupción, empieza dentro de cada individuo.

Ciro Añez Nuñez | Columnista