Hace ya 200 años se creó en estas tierras la República de Bolívar, convertida hoy en el Estado Plurinacional de Bolivia, y a punto de cambiar otra vez de nombre.
Se había ido un imperio, o lo que quedaba de
él, llegado a estas tierras en septiembre de 1535, cuando don Diego de Almagro,
derrotado por los Pizarro en Cusco, iba hacia el Sur y, abatido, lo primero que
hace es fundar un pueblo al que le pone un nombre que delata su estado de
ánimo: Paria.
Sigue adelante y se establece en Tupiza con la
intención de seguir hacia Chile y también encontrar un rápido acceso al
Atlántico.
Diez años después, su inverosímil tocayo,
Diego Huallpa, nacido en Chivilvaca, hizo en las faldas del Sumaj Orco la
famosa fogata, en abril de 1645, que diera nacimiento al fabuloso Potosí.
Como dijo el padre Barba, que a todo cerro en
forma de teta hay que buscarle la veta, éste había comenzado a ser explotado
por la cultura Tiwanaku, en el año 1000 según los investigadores Mark B. Abbott
de la universidad de Pittsburg y Alexander P. Wolfe, de la universidad de
Alberta, en Edmonton, Canadá, que publicaron su estudio en la revista Science.
El imperio español fue el que en 1624 fundó en
estas tierras la Universidad Real y Pontificia de San Francisco Xavier de
Chuquisaca, doce años antes de que en Boston fuera fundada la Universidad de
Harvard por los ingleses. Los que se demoraron mucho en crear universidades en
sus dominios fueron los portugueses: la primera universidad de Brasil nació en
1930. En cambio, los españoles se adelantaron mucho con sus universidades en
los virreinatos de este continente y crearon la primera de ellas en 1551, en
México.
Hace 200 años se fue el imperio español y hace
20 años llegó el gobierno que repudia todo lo español, pero que, de todos
modos, en su constitución, aprobada en 2009 a las patadas, en un cuartel de
Oruro, dicta, en el artículo quinto, “son idiomas del Estado el castellano y
todos los idiomas de los pueblos indígenas, originario, campesinos”.
En la lista de esos idiomas adicionales al
castellano, la CPE incluye al quechua, quizá en homenaje al imperio de los
Incas, que impuso su idioma en algunas regiones del país y expulsó a los
pueblos que no lo aceptaban, como el pueblo Chicha, al que le aplicó el exilio
compulsivo, el mitimae.
Bueno, 200 años después, los bolivianos luchan
contra otro imperio, al que le importan un bledo las universidades y la
educación, el imperio de los narcos, en manos de una transnacional poderosa.
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