Las fake news, por disparatadas que parezcan, se propagan por el mundo y causan el hartazgo de sus víctimas. Eso ha sucedido con Emmanuel Macron y su esposa, Brigitte, quienes han presentado una demanda por difamación contra la influencer conspiracionista estadounidense Candace Owens, la cual sostiene que la primera dama francesa nació en realidad hombre y se trata de un transexual.
La falsedad circuló por las redes sociales en 2017, cuando Macron ganó sus primeras elecciones al Elíseo, pero Owens la continuó presentando como una verdad en una serie de vídeos, en enero de este año, bajo el título de Becoming Brigitte (Convertirse en Brigitte), con un impacto mundial debido al poder de la lengua inglesa.
La demanda ha sido presentada en el estado norteamericano de Delaware. La pareja presidencial francesa busca obtener una indemnización ejemplar que disuada a otros de difundir noticias falsas tan lesivas. Los abogados de los Macron argumentan que Owens sabe que no dice la verdad, pero no ha rectificado porque el bulo contribuye a su notoriedad y a los ingresos que eso conlleva. La influencer tiene casi 7 millones de abonados en la red X (antes Twitter) y 4,7 en YouTube.
Brigitte Macron, de 72 años, tuvo tres hijos con su primer marido. Conoció a su actual esposo cuando este era adolescente y alumno suyo, en clase de literatura y de teatro, en un instituto jesuita de Amiens donde ella ejercía de profesora. Pese a la gran diferencia de edad -casi 25 años- y la fuerte oposición de los padres de él, establecieron una relación sentimental y esta prosperó contra viento y marea. Ella acabó divorciándose y luego se casó con su antiguo alumno, en el 2007.
La fake news a la que se aferra Owens para ganar audiencia es demencial. Afirma que en realidad Brigitte Macron (de soltera Trogneux) jamás existió como mujer, sino que su hermano Jean-Michel habría asumido esa identidad al cambiar de sexo, y con él se habría casado Macron. Esa versión es clamorosamente disparatada para ser creída, pero en internet hay público para todo. Dos mujeres que difundieron la falsedad en primer lugar en Francia, Natacha Rey y Amandine Roy, fueron denunciadas por Brigitte y su hermano. En primera instancia fueron condenadas a pagar una indemnización, aunque luego el proceso de apelación las absolvió. Los demandantes presentaron un recurso ante el Tribunal de Casación, la última instancia.
