Editorial

Sepultar a la izquierda

El 21 de julio, en Santiago de Chile, varios presidentes izquierdistas de América Latina —Gabriel Boric, Gustavo Petro, Lula da Silva y Yamandú Orsi— se reunirán junto a Pedro Sánchez...

Editorial | | 2025-07-13 08:06:09

El 21 de julio, en Santiago de Chile, varios presidentes izquierdistas de América Latina —Gabriel Boric, Gustavo Petro, Lula da Silva y Yamandú Orsi— se reunirán junto a Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, en un “retiro presidencial” con el lema “Democracia Siempre”. El objetivo, según el comunicado oficial, es avanzar hacia un “posicionamiento compartido en favor del multilateralismo y la justicia social”.

Pero este encuentro no es otra cosa que una cumbre de nostalgias, un acto de supervivencia ideológica, un intento desesperado de rescatar un proyecto que se cae a pedazos. Mientras los países que representan se hunden en la impopularidad, el estancamiento económico, la inseguridad y la polarización, sus líderes se encierran a reflexionar sobre cómo volver a vendernos la misma utopía fracasada de siempre.

Este “retiro” es un intento por maquillar el fracaso evidente de la izquierda en América Latina. No hay que dejarse engañar por la retórica multilateral ni por las frases grandilocuentes sobre justicia social. Lo que está en juego es la supervivencia de una clase política que ha hecho del poder su negocio y de la ideología su escudo.

Los hechos son irrefutables. En Bolivia, el gobierno de Luis Arce se desmorona con menos del cinco por ciento de aprobación. En Chile, Boric, que llegó con ínfulas de renovación, ha perdido el respaldo de dos tercios de los chilenos. En Colombia, Petro amenaza con Constituyentes para imponer sus reformas por la fuerza. En Brasil, Lula está acosado por una caída en la aprobación y por sus propias contradicciones. Y todos callan —salvo Boric, tímidamente— ante la tragedia venezolana, cuyo modelo aún es venerado en silencio por varios de estos presidentes.

¿Y aún se preguntan si la izquierda ha perdido su oportunidad histórica de transformar la región?

La pregunta es absurda porque parte de una premisa igualmente absurda: que la izquierda podía salvar a América Latina. Lo cierto es que la izquierda no ha traído progreso ni justicia social, sino decadencia, polarización y regresión democrática. La izquierda no transforma: degrada. No construye: parasita. No libera: somete.

Es hora de abandonar la ingenuidad. El problema no es la falta de reformas internas o el desgaste del liderazgo. El problema es la izquierda misma. Su ADN es estatista, clientelar, autoritario. Su lógica es siempre la misma: destruir la economía en nombre de la redistribución, perseguir opositores en nombre del pueblo, manipular la ley en nombre de la justicia social. Cuba, Nicaragua y Venezuela no son excepciones: son la regla cuando se permite que la izquierda tome el control.

La única solución realista para América Latina es sepultar a la izquierda antes de que nos sepulte a todos. No se trata de demonizar a nadie, sino de asumir con claridad que no hay redención posible para una ideología que, en cualquier versión, inevitablemente deriva en estancamiento o autoritarismo. Cada vez que le damos una nueva oportunidad, volvemos a abrirle la puerta al desastre.

La pregunta es absurda porque parte de una premisa igualmente absurda: que la izquierda podía salvar a América Latina. Lo cierto es que la izquierda no ha traído progreso ni justicia social, sino decadencia, polarización y regresión democrática. La izquierda no transforma: degrada. No construye: parasita. No libera: somete.