El monstruo que aplastó a Dunn

Jaime Dunn emergió como una figura distinta, con ideas frescas en medio del pantano político boliviano. Pero su intento de convertirse en candidato presidencial terminó antes siquiera de comenzar. Inhabilitado dos veces por el TSE, Dunn denuncia haber sido víctima de un “monstruo burocrático” que convierte un trámite en tortura. Más allá de los tecnicismos y sus deudas fiscales del pasado, lo sucedido con Dunn es una advertencia seria para quienes ya se consideran ganadores del 17 de agosto. La estructura estatal que deja el MAS —pesada, caótica, kafkiana— es una bomba de tiempo que ya comenzó a explotar. Si una candidatura no logra superar el aparato burocrático, ¿cómo lo hará un gobierno que pretenda cambiar algo de fondo? Mientras tanto, el oficialismo ha dejado libre al verdadero operador en la sombra: Evo Morales. Con su feudo intacto en el Chapare, tiene lista su artillería para torpedear cualquier nueva gestión. Dunn fracasó antes de empezar. El próximo presidente heredará no solo un país fracturado, sino una maquinaria institucional diseñada para hacerle la vida imposible.