Las renuncias de Arce

La renuncia de Luis Arce a su candidatura como senador por La Paz marca su segunda retirada en pocos meses, luego de haber declinado también su postulación presidencial. No se trata de un acto de humildad ni de estrategia, sino de un reconocimiento tácito de su colapso político. Arce sabe que el MAS ya no moviliza, que la sigla está desgastada y que ni siquiera él, como supuesto “arquitecto del modelo económico”, genera confianza. Su alejamiento es la confirmación de que su legado es un desastre: dejó al país endeudado, sin dólares, con inflación reprimida y una economía en terapia intensiva, a pesar de haber gobernado en la etapa de mayor bonanza externa en la historia boliviana. Tarde comprendió que nunca fue el “gran economista”, sino apenas un contador obediente que infló un modelo de humo, saqueó recursos y alimentó su ego. Lo ideal sería que los bolivianos renunciemos a inclinarnos por sujetos como éstos, que jamás renunciarán en su propósito de revivir dogmas muertos que destruyen países. Eso lo veremos con claridad en las próximas elecciones. Si las cosas van mal lamentablemente tendremos que ir renunciando a tener un futuro, a tener un país.