Bajo el penoco

Angurria policial

| 2025-07-05 08:47:57

El reciente caso de una niña remolcada dentro de un vehículo por una grúa de Tránsito, mientras dormía, revela con crudeza el verdadero rostro de muchos policías: no están en las calles para ordenar ni prevenir, sino para recaudar con la angurria de alguien que sale a robar. En vez de educar, orientar o sancionar con criterio, los agentes se lanzan con voracidad sobre los conductores para cobrar multas, exigir papeles o remolcar vehículos sin el menor protocolo. El remolque es un negocio redondo: 300 bolivianos por cada auto retirado, sin sustento legal claro y con enormes márgenes de abuso. La lógica policial es perversa y está guiada por el lucro. Desde los certificados de antecedentes hasta la inspección técnica, todo tiene precio y poco les importa si en el camino ponen en riesgo una vida. No se trata de orden ni seguridad. Se trata de codicia, impunidad y una estructura que necesita una intervención urgente antes de que cause una tragedia aún mayor.