“Boludeces”

Todos hablan del peón de campo y tiktoker, Víctor Díaz, despedido de su trabajo tras once años de desempeñarse como vaquero, tractorista, cosechero y todo lo que se suele hacer en una estancia, donde los obreros necesitan ser “todólogos”. El simpático paraguayo radicado en Argentina combinaba sus actividades con comentarios, historias y anécdotas de su labor diaria en las diferentes redes sociales, -”boludeces”, según él mismo dice-, que le sumaron nada menos que 400 mil seguidores en Tik Tok y seguramente otro número similar en otras plataformas. Dice que su patrón lo echó porque sus mensajes comenzaron a ofender, segundo requisito básico de un buen comunicador, que justamente acumula audiencia cuando se vuelve incómodo para algunos, especialmente para los que hacen mal su trabajo. Nadie debería preocuparse por Víctor, pues si se trata de un buen elemento, no tardará en conseguir un puesto mejor y, con la palestra que ha conseguido, también tiene la oportunidad de catapultar su visibilidad. De lo único que tiene que cuidarse es de mantener su autenticidad, la mayor virtud de los comunicadores y que casi todos la pierden cuando el humo se les sube a la cabeza y comienzan a hacer verdaderas “boludeces”.