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Muere Lalo Schifrin, el creador del tema principal de “Mission: Impossible”

Desde Buenos Aires hasta Hollywood, el innovador compositor desafió límites estilísticos y colaboró con figuras legendarias, consolidando su lugar como referente mundial en la creación de bandas sonoras.

Lalo Schifrin se distinguió por sus esfuerzos en borrar las diferencias y prejuicios entre géneros musicales Charly Diaz Azcué.
Cultura & Espectáculos | Infobae | 2025-06-26 22:20:00

Lalo Schifrin, el compositor argentino ganador de varios premios Grammy y creador de la icónica música de Mission: Impossible, falleció el jueves a los 93 años debido a complicaciones derivadas de una neumonía. Su muerte marca el final de una era para la música de cine y televisión, donde su influencia se extendió durante más de seis décadas y dejó una huella indeleble en la cultura popular internacional.

Nacido el 21 de junio de 1932 en Buenos Aires, Schifrin creció en un entorno musical, hijo del concertino de la Filarmónica de Buenos Aires. Desde joven, mostró una inclinación por la experimentación y la fusión de estilos. Durante los años 40, mientras estudiaba en el Colegio Nacional de la ciudad, pagó para introducir de contrabando discos de jazz estadounidenses, prohibidos entonces por el régimen autoritario de Juan Perón. Esta pasión por el jazz y la música clásica lo llevó a estudiar composición con Juan Carlos Paz y, a partir de 1952, en el Conservatorio de París bajo la tutela del compositor francés Olivier Messiaen. Sus días transcurrían entre estudios clásicos y noches tocando en clubes de jazz parisinos, lo que cimentó su convicción de que las barreras entre géneros musicales eran artificiales y debían eliminarse.

Al regresar a Buenos Aires en 1956, Schifrin formó su propia big band. Un encuentro fortuito con el legendario trompetista de jazz Dizzy Gillespie en Argentina resultó decisivo: en 1958, se trasladó a Estados Unidos para convertirse en pianista y arreglista de Gillespie entre 1960 y 1962. Durante este periodo, compuso dos obras de jazz a gran escala para Gillespie: la nominada al Grammy “Gillespiana” en 1960 y “The New Continent” en 1963. “He tenido muchos maestros, pero solo un maestro: Dizzy Gillespie”, afirmó Schifrin en una ocasión, subrayando la importancia de esta colaboración en su desarrollo artístico.

En 1962, firmó con Verve Records como artista y arreglista, obteniendo su primer Grammy por “The Cat”, grabado con el organista Jimmy Smith en 1965. También arregló para figuras como Stan Getz, Cal Tjader y Bob Brookmeyer. Su segundo Grammy llegó con la composición de “Jazz Suite on the Mass Texts”, una obra para el flautista Paul Horn que recibió elogios tanto de críticos de jazz como de líderes religiosos. El álbum “Marquis de Sade”, nominado al Grammy y considerado de culto, situó a solistas de jazz en contextos barrocos y clásicos, consolidando su reputación como innovador.

El salto a la música para cine y televisión se produjo tras su mudanza a Hollywood en 1963. Allí compuso para series como “The Alfred Hitchcock Hour”, “Kraft Suspense Theatre” y “The Man From U.N.C.L.E.”, además de la primera película hecha para televisión, “See How They Run” en 1964. Aunque ya había escrito una banda sonora en Argentina (“El Jefe”, 1958), consideraba que su verdadero inicio en el cine fue con el thriller “Les Félins” de René Clément en 1964. “Si comparas mi carrera con una casa, ‘Les Félins’ sería su cimiento”, declaró en una ocasión.

Durante los años 60 y 70, Schifrin vivió su época dorada, componiendo partituras para películas como “The Cincinnati Kid”, “Cool Hand Luke” y “Bullitt”, donde integró jazz y blues en contextos orquestales tradicionales. En 1968, comenzó una fructífera colaboración con el director Don Siegel en “Coogan’s Bluff”, que continuó en títulos como “The Beguiled”, “Dirty Harry” y “Charley Varrick”. También compuso la música de tres secuelas de “Dirty Harry”: “Magnum Force”, “Sudden Impact” y “The Dead Pool”.

Uno de sus trabajos más reconocidos fue la banda sonora de “Enter the Dragon” (1973), protagonizada por Bruce Lee, para la que investigó música asiática. Esta obra inspiró al director Brett Ratner a contratarlo 25 años después para la trilogía de comedias de acción “Rush Hour”. En los años 70, exploró nuevos territorios sonoros: utilizó coros futuristas en “THX 1138” de George Lucas, sonidos renacentistas en “The Four Musketeers” y una atmósfera de carnaval en “Rollercoaster”. También compuso para “The Osterman Weekend” de Sam Peckinpah y, en 1998, regresó a sus raíces argentinas con la música de “Tango” de Carlos Saura.

En televisión, Schifrin dejó una marca indeleble. El tema de “Mission: Impossible” le valió dos de sus cinco premios Grammy y tres de sus cuatro nominaciones al Emmy, además de fama duradera gracias a su uso en la serie original de los años 60 y en las ocho películas protagonizadas por Tom Cruise desde 1996. Sobre este tema, compuesto para la serie de Bruce Geller (1966-1973), Schifrin explicó: “Quería un poco de humor, ligereza, un tema que no se tomara demasiado en serio”, y eligió un compás inusual porque “hay algo impredecible en el 5/4”. El primer álbum de la banda sonora de “Mission: Impossible” se convirtió en un éxito de ventas en 1968 y el tema alcanzó el puesto 41 en la lista pop de Billboard. Una pista del segundo álbum, “Danube Incident”, ha sido ampliamente sampleada en géneros como el hip-hop y el trip-hop, incluyendo “Sour Times” de Portishead y “Prowl” de Heltah Skeltah.

La versatilidad de Schifrin se extendió a más de 40 películas y miniseries para televisión, como la polémica “Doomsday Flight” (1966), “Princess Daisy”, “A.D.”, “Out on a Limb”, “A Woman Named Jackie” y “Don Quixote”. También compuso para documentales como “The Hellstrom Chronicle”, “The Making of the President 1964” y “The Rise and Fall of the Third Reich”, esta última adaptada por él mismo a una cantata dramática interpretada en el Hollywood Bowl en 1967.

En el ámbito de la música de concierto, su obra abarca “Cantos Aztecas”, dos conciertos para piano, dos para guitarra, un concierto para violín y numerosas piezas sinfónicas y de cámara. En los años 90 y 2000, escribió varios popurrís para los Tres Tenores (Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, José Carreras). En 1993, inició la serie “Jazz Meets the Symphony”, que produjo siete álbumes y le valió cuatro de sus 19 nominaciones al Grammy.

Su última gran obra fue una colaboración con el compositor argentino Rod Schejtman: “Long Live Freedom”, una sinfonía de 35 minutos dedicada a su país natal, estrenada el 5 de abril en el Teatro Colón de Buenos Aires. Además, en 2008 publicó su autobiografía, “Mission Impossible: My Life in Music”, donde reflexionó:

“En la música, las opciones son infinitas. Las posibilidades de combinaciones sonoras con los instrumentos acústicos de una orquesta sinfónica, una banda de jazz o un conjunto de cámara aún no se han agotado. Lo que se ha hecho en el campo de la música electrónica hasta ahora ni siquiera ha arañado la superficie de un vasto continente por explorar.”

En noviembre de 2018, Schifrin se convirtió en el tercer compositor en la historia de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas en recibir un Oscar honorífico. Clint Eastwood, para quien compuso ocho bandas sonoras, le entregó el galardón “en reconocimiento a su estilo musical único, integridad compositiva y contribuciones influyentes al arte de la música cinematográfica”. Durante la ceremonia en el Dolby Theatre, la actriz Kathy Bates lo describió como “un verdadero hombre del Renacimiento: intérprete al piano, pintor con notas, director y compositor que ha musicalizado algunas de las películas más memorables del último medio siglo”. Esa noche, Schifrin expresó: “Componer para el cine ha sido una vida de alegría y creatividad. Recibir este Oscar honorífico es la culminación de un sueño. Es una misión cumplida”.

A lo largo de su carrera, Schifrin recibió seis nominaciones al Oscar, incluyendo por las bandas sonoras de “Cool Hand Luke” (1967), “The Fox” (1968), “Voyage of the Damned” (1976), “The Amityville Horror” (1979) y “The Sting II” (1983), así como una nominación a mejor canción por “The Competition” (1980). Su legado permanece en la memoria colectiva a través de melodías que han trascendido generaciones y fronteras.

Le sobreviven su esposa Donna, sus tres hijos (William Schifrin y su esposa Lissa, Frances Schifrin y su esposo John Newcombe, Ryan Schifrin y su esposa Theresa) y cuatro nietos.